Debido a la alta demanda de tapabocas médicos por la pandemia del coronavirus, han surgido diferentes alternativas para reemplazar estos implementos en el mundo. Entre ellos están caretas, bufandas y pañuelos, entre otros productos ingeniosos. Pero uno de los más usados es el tapabocas de tela. Muchos tienen la duda de si estas mascarillas son realmente efectivas para evitar la propagación del virus, o simplemente son inútiles. Ante el debate mundial, las autoridades médicas han reiterado que la mejor forma para protegerse del virus es usar una tapabocas tradicional y practicar el distanciamiento social.
Sin embargo, este viernes la revista científica ‘Annals of Internal Medicine‘ publicó una investigación que respalda que estos cubrebocas de tela, más simples y que se pueden coser o confeccionar con materiales domésticos, sí son útiles en la lucha contra el coronavirus.
Los científicos canadienses de la Universidad McMaster y el Hospital St. Joseph explican que estas mascarillas reducen la contaminación del aire y evitan que las gotas lleguen a las superficies. Por lo tanto, su uso es eficaz, pero solo si se hace junto al distanciamiento social y el correcto lavado de manos. Reconocen que la tela "no detiene a los viriones aislados", es decir, las partículas víricas más pequeñas y morfológicamente completas e infecciosas del coronavirus. Sin embargo, como la mayor parte de la transmisión de este nuevo enemigo se produce a través de partículas más grandes y producto de secreciones, como aerosoles o gotas mientras las personas hablan, comen, tosen o estornudan, algunos tipos de telas son efectivos.
"El punto no es que ninguna partícula pueda pasar a través de la tela, sino que muchas más se detienen y quedan atrapadas en la máscara. De esa manera, hay menos infección en el aire y se reduce el riesgo de que caigan a una superficie para luego ser recogidas por el tacto", explican los autores. Esto lo comprobaron al hacer una revisión exhaustiva de la evidencia existente sobre la eficacia de filtración de máscaras de tela versus las médicas."Cuando aplicamos los principios de la medicina basada en la evidencia de las políticas públicas, encontramos pruebas consistentes y de alta calidad de que muchas (pero no todas) máscaras de tela reducen la transmisión de gotas y aerosoles y pueden ser efectivas para reducir la contaminación por cualquier virus, incluido el SARS-CoV-2", escribieron. Aun así, estos tapabocas deben usarse con cautela, pues los investigadores advierten que las capas son importantes, al igual que el material utilizado. En específico, el estudio describe que "la filtración para capas individuales de diferentes tipos de tela de algodón, en un experimento de bioaerosol (0.2 µm), fue entre 43 y 94 %, en comparación con el 98 % para la tela de máscaras médicas desechables". Mientras que el uso de capas individuales de bufandas, sudaderas, camisetas y toallas como método se protección se asoció con una eficiencia del 10 al 40 %.
De manera sorpresiva, la revisión demostró que los paños o trapos de cocina son los más eficaces para detener las partículas del tamaño de un aerosol. "La eficiencia de filtración en experimentos con un marcador bacteriano fue del 83 % con una capa y del 97 % con dos capas, en comparación con el 96 % para una máscara médica", escriben.
En otros experimentos hechos con virus, los científicos encontraron que una capa de un trapo de cocina "tuvo un 72 % de eficiencia, mientras que una capa de tela de camiseta 51 %, en comparación con el 90 % para una máscara médica". Según Health Canada, el organismo responsable de ayudar a los canadienses a mantener y mejorar su salud, las máscaras o revestimientos faciales no médicos deben estar hechos de al menos dos capas de tela de tejido muy apretado, como algodón o lino.
La razón es que los materiales de punto, como el que se usa en la mayoría de las camisetas, no son tan efectivos debido a que son elásticos y permiten que se abran pequeños agujeros en el tejido. Es por eso que las telas tejidas se consideran más efectivas. Adicionalmente, los expertos consideran que las máscaras deben permitir una respiración fácil y ser lo suficientemente grandes como para cubrir completamente la nariz y la boca. El viceministro de Salud de Canadá, Howard Njoo, dijo hace unas semanas que una manera simple de saber si su máscara es lo suficientemente gruesa es usar lo que llamó la "prueba de la ventana". "Si sostiene el tapacobas a contraluz y no es translúcido, sino más bien opaco, la máscara hará su trabajo en un sentido general", afirmó. Los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades de Estados Unidos también han reiterado que estos tapabocas de tela deben lavarse regularmente. La recomendación es lavarlos a diario a mano o en una lavadora, preferiblemente con jabón y agua caliente. Deben estar secos por completo antes de un nuevo uso. Por último, los autores de la reciente investigación aclaran que su trabajo en ningún momento sugiere que los tapabocas de tela, producidos voluntariamente por los individuos, puedan reemplazar la responsabilidad del Estado con el personal de salud o los ciudadanos. Sobre todo "en áreas de bajos ingresos, donde es necesaria la distribución pública de máscaras, para que la responsabilidad no recaiga en un individuo".