La mayoría cree que solo es posible vivir plenamente si se tiene dinero. Pero un estudio hecho por el London School of Economics (LSE) demostró que son las relaciones que la gente cultiva durante la vida y la salud mental los factores que tienen un mayor impacto sobre la calidad de vida y no el estatus económico o el poder adquisitivo. En otras palabras, la felicidad de las personas depende más de los amigos y la salud mental que de cualquier otro factor.Los investigadores determinaron que la insatisfacción de las personas se reduce 20 por ciento si se mejoran las relaciones interpersonales y se tratan las enfermedades psicológicas, como la depresión y la ansiedad. En comparación, disminuir la pobreza solo reduce la infelicidad 5 por ciento.Puede leer: Las claves de la felicidad según HarvardEl informe, titulado Los orígenes de la Felicidad, se tuvo en cuenta información de 200.000 personas encuestadas en países de todo el mundo, entre los que estaban Estados Unidos y Alemania. Fue dirigido por sir Richard Layard, una autoridad en la materia, quien señaló que en los últimos 50 años la gente no ha mejorado sus niveles de felicidad a pesar de que sus ingresos se han doblado.Los resultados reflejan una vieja teoría de Layard quien señala que los factores psicosociales son más importantes para el bienestar que la fuente de ingresos. Según el informe se esperaría que el crecimiento económico trae considerable incremento de la satisfacción personales pero en muchos países eso no ha sido así. “Tener una pareja es tan bueno como es tan malo quedar desempleado”, dice el experto. En efecto tener una pareja aumentó la felicidad de aquellos encuestados en 0.6 puntos (en una escala de 0 a 10). Ese mismo puntaje de felicidad se perdió en aquellos que se separaron de su pareja por cualquier motivo.Le recomendamos: ¿Qué nos hace realmente felices? Pero el mayor factor para predecir la felicidad es la salud mental. Quienes sufren de depresión y ansiedad  registraron 0.7 puntos menos de felicidad y se encontró que era una condición más común que no tener trabajo. Por eso, el estudio sugiere que aumentar el gasto en tratar estas enfermedades debe ser una prioridad de los gobiernos.Además considera que la sociedad en pleno debería reflexionar sobre el asunto puesto que la educación se enfoca en el éxito escolar y profesional y, según el reporte, “el más fuerte factor para predecir una vida feliz en la adultez no son las calificaciones sino la salud emocional”. Aunque está bien atender la pobreza, el desempleo o la salud física igualmente importantes son problemas como el alcoholismo, la violencia doméstica, la depresión y la ansiedad. También lo que el llamó  “la examen-manía (el exceso de pruebas de conocimiento) y la alienación de la juventud”.Le interesa: La química de la felicidadAunque el informe recibió criticas porque supone que cerrar las brechas de la pobreza y combatir la inequidad no es importante, Layard señala que tiene más impacto invertir en la salud mental. “Atender la depresión y la ansiedad es cuatro veces tan efectivo como luchar contra la pobreza”.   Andres Aljure, coach en felicidad, señala que el hallazgo tiene todo el sentido porque la depresión será la segunda causa de discapacidad en países desarrollados y los costos en salud y económicos de esto van a ser muy altos. Añade que el dinero sí tiene injerencia pero hay otros aspectos que son más influyentes en la felicidad.  “Cuando tiene alto impacto es porque la gente no tiene sus necesidades básicas satisfechas”, dice. En contraste, para los que las tienen la injerencia del dinero es baja. Pero es ahí cuando cobran importancia la salud mental y las relaciones sociales pues si el individuo no tiene la capacidad emocional para manejar eso de nada lee sirve tener mucha plata. “Es un requisito porque la vida no es perfecta, y quererla perfecta es la forma más expedita de lograr la infelicidad”.