La presión arterial es la fuerza que ejerce contra la pared arterial la sangre que circula por las arterias. Se considera que la persona presenta hipertensión cuando su tensión arterial es demasiado elevada.
En concreto, la presión arterial es la fuerza de la sangre al empujar contra las paredes de las arterias. Cada vez que el corazón late, bombea sangre hacia las arterias. Esta es más alta cuando el corazón late, bombeando la sangre, la cual se le llama como presión sistólica, según el portal especializado en salud, MedlinePlus.
La presión arterial incluye dos mediciones: la presión sistólica, que se mide durante el latido del corazón (momento de presión máxima); y la presión diastólica, que se mide durante el descanso entre dos latidos (momento de presión mínima).
Primero se registra la presión sistólica y luego la presión diastólica, por ejemplo: 120/80. También se llama presión sanguínea arterial y tensión arterial.
Ahora bien, La Universidad de Harvard destaca que la presión normal es inferior a 120/80. Sin embargo, previamente, el American College of Cardiology y la American Heart Association señalaban que las pautas de normalidad eran de 140/90.
¿Cómo medirla?
- Según Harvard. la presión comienza a catalogarse como elevada cuando los números oscilan entre 120-129 mm Hg sistólica y menos de 80 mm Hg diastólica.
- Las pautas de presión arterial alta en etapa 1 son de 130 y 139 sistólica o entre 80 y 90 diastólica. La presión arterial de etapa 2 está por encima de 140 sistólica o 90 diastólica.
- Las pautas de las crisis de hipertensión son superiores a 180 mm Hg sistólica y más de 120 mm Hg diastólica.
Factores de riesgo por hipertensión
Entre los factores de riesgo modificables figuran las dietas “malsanas” (consumo excesivo de sal, dietas ricas en grasas saturadas y grasas trans e ingesta insuficiente de frutas y verduras), la inactividad física, el consumo de tabaco y alcohol y el sobrepeso o la obesidad.
Por otro lado, existen factores de riesgo no modificables, como los antecedentes familiares de hipertensión, la edad superior a los 65 años y la concurrencia de otras enfermedades, como diabetes o nefropatías.
Síntomas de hipertensión
- La mayoría de personas hipertensas ignoran que lo son, ya que la enfermedad no siempre va acompañada de síntomas o signos de alerta. Por esta razón, es importante medirla tensión periódicamente.
- Pueden presentarse síntomas como cefaleas matutinas, hemorragias nasales, ritmo cardiaco irregular, alteraciones visuales y acúfenos.
- La hipertensión grave puede provocar cansancio, náuseas, vómitos, confusión, ansiedad, dolor torácico y temblores musculares.
¿Cómo detectar la hipertensión?
La única manera de detectar la hipertensión es recurrir a un profesional sanitario para que mida la presión arterial correctamente.
La American Heart Association (Asociación Estadounidense del Corazón) no recomienda aquellos dispositivos que midan la presión arterial en la muñeca o en el dedo porque pueden arrojar resultados menos fiables.
Complicaciones
La hipertensión puede producir daños cardiacos graves. El exceso de presión puede endurecer las arterias, con lo que se reducirá el flujo de sangre y oxígeno que llega al corazón. Además, el aumento de la presión y la reducción del flujo sanguíneo pueden causar:
- Insuficiencia cardiaca, que se produce cuando el corazón no puede bombear suficiente sangre y oxígeno a otros órganos vitales.
- Ritmo cardiaco irregular, que puede conllevar la muerte súbita.
- Dolor torácico (angina de pecho).
- La hipertensión puede también causar la obstrucción o la rotura de las arterias que llevan la sangre y el oxígeno al cerebro, lo que provocaría un accidente cerebrovascular.
- Asimismo, puede causar daños renales que generen una insuficiencia renal. (I)
- Infarto de miocardio, que se produce cuando se obstruye el flujo de sangre que llega al corazón y las células del músculo cardiaco mueren debido a la falta de oxígeno. Cuanto mayor sea la duración de la obstrucción, más importantes serán los daños que sufra el corazón.