El desayuno es considerado la comida más importante del día debido a que los alimentos que se ingieren son los primeros después de un largo periodo de ayuno, según explicó la Secretaría de Salud del Gobierno de México.

Por ello, el portal Mejor con Salud revela que el desayuno perfecto, según la Universidad de Harvard, es: “un yogur, un puñado de frutos secos, un poco de avena, una fruta fresca y un café o un té”.

Sobre la misma línea, el portal portugués de salud, nutrición y bienestar Tua Saúde sugiere otras opciones saludables que incluyen:

  • “Un pan francés o integral con queso blanco y un vaso de jugo de naranja;
  • Granola con un yogur natural y trozos de frutas;
  • Café con leche descremada y sin azúcar, un pan de cereales con una cucharadita de mantequilla y una pera;
  • Cereales integrales con frutas variadas con leche de almendras;
  • Huevos revueltos con tostadas integrales con un batido de fresa preparado con leche de coco;
  • Panquecas de avena y banana con mantequilla de maní y fresas picadas en trozos”.

No obstante, así como hay alimentos recomendados, también hay otros que no, como lo es la tocineta y la mantequilla por su alto contenido de grasas saturadas, según le explicó la nutricionista Susana León a La Vanguardia.

Asimismo, señaló que otros alimentos que no se deben incluir en el desayuno son los cereales industriales, por el alto contenido de azúcar; los productos de panadería industrial, por las altas cantidades de harinas y azúcares; los zumos de los jugos, pues se pierden las propiedades de las frutas; las bebidas energizantes, por sus contenidos de azúcar y el pan blanco porque “provocan picos de glucosa en sangre”.

Por su parte, otras recomendaciones para una alimentación balanceada y saludable durante el transcurso del día, según la Organización Mundial de la Salud (OMS), son:

  • Menos del 10 % de la ingesta calórica total de azúcares libres, que equivale a 50 gramos (o unas 12 cucharaditas rasas) en el caso de una persona con un peso corporal saludable que consuma aproximadamente 2.000 calorías al día, aunque para obtener beneficios de salud adicionales lo ideal sería un consumo inferior al 5 % de la ingesta calórica total. Los azúcares libres son todos aquellos que los fabricantes, cocineros o consumidores añaden a los alimentos o las bebidas, así como los azúcares naturalmente presentes en la miel, los jarabes y los zumos y concentrados de frutas.
  • Menos del 30 % de la ingesta calórica diaria procedente de grasas. Las no saturadas (presentes en pescados, aguacates, frutos secos y en los aceites de girasol, soja, canola y oliva) son preferibles a las saturadas (presentes en la carne grasa, la mantequilla, el aceite de palma y de coco, la nata, el queso, la mantequilla clarificada y la manteca de cerdo), y las grasas trans de todos los tipos, en particular las producidas industrialmente (presentes en pizzas congeladas, tartas, galletas, pasteles, obleas, aceites de cocina y pastas untables) y de rumiantes (presentes en la carne y los productos lácteos de rumiantes como vacas, ovejas, cabras y camellos). Además, la OMS sugiere reducir la ingesta de grasas saturadas a menos del 10 % de la ingesta total de calorías, y la de grasas trans a menos del 1 %. En particular, las grasas trans producidas industrialmente no forman parte de una dieta saludable y se deberían evitar.
  • Menos de cinco gramos de sal (aproximadamente una cucharadita) al día. La sal debería ser yodada.

De todos modos, la información antes dada de ninguna manera sustituye la asesoría médica y por ello lo primero que hay que hacer es consultar a un experto de la salud para que sea este quien guíe el proceso e indique qué es lo más adecuado para cada persona.