El hígado es uno de los órganos vitales del ser humano, esto quiere decir que las personas no podrían vivir si no tienen al menos una parte de él. Por esa razón, las afecciones que puedan alterar la salud de este órgano son de especial cuidado.
Como explican desde Stanford Children’s Health, la función principal de esta parte del cuerpo es regular los niveles químicos de la sangre y eliminar los desechos del organismo, a su vez que produce bilis, la cual interviene en la descomposición de las grasas para facilitar su digestión y absorción.
Asimismo, cumple la función de obtener los nutrientes necesarios a partir del procesamiento de la sangre. Es igualmente importante para metabolizar los medicamentos.
Estas son apenas algunas de las funciones de este órgano vital, pero la lista es más extensa, lo que denota la importancia de conservar su salud y adoptar buenos hábitos. Entre las afecciones que dificultan la labor del hígado y, por ende, tienen consecuencias negativas para el cuerpo, figura el hígado graso.
Según la Biblioteca Nacional de Medicina de los Estados Unidos, Medline Plus, esta enfermedad se origina cuando el hígado no puede procesar correctamente la grasa, por lo cual esta sustancia se acumula en él. Dicha condición puede ser producida por diversas razones, pero se clasifica a grandes rasgos entre hígado graso no alcohólico e hígado graso por alcohol o esteatosis hepática alcohólica.
¿En qué consiste la enfermedad del hígado graso?
La FundaHígado América detalla que el segundo tipo de hígado graso mencionado, es decir, la esteatosis hepática alcohólica, se produce por una ingesta continua y excesiva de alcohol. Esta condición puede, además, derivar en otras enfermedades como la hepatitis, la hepatopatía y la cirrosis.
Una característica particular de esta afección es que no suele mostrar ningún síntoma notorio, en ocasiones pueden presentarse náuseas, dolores de estómago y alteraciones en el apetito y el peso, como indica la menciona entidad.
Como explican desde Medline Plus, al consumir alcohol, el hígado se encarga de descomponerlo y de este proceso resultan sustancias dañinas para el órgano. Conforme se ingiere más alcohol, se incrementa la producción de estas sustancias nocivas, lo que deteriora la salud de esta parte vital del cuerpo.
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Por su parte, el hígado graso no alcohólico se genera por factores distintos al consumo de alcohol. Según Mayo Clinic, esta enfermedad se produce por la acumulación de grasas en el organismo, lo que puede conllevar a afecciones más graves como la cirrosis y la insuficiencia hepática.
Si bien no se tiene claridad sobre que aspectos favorecen la acumulación de grasas, los profesionales indican que esta enfermedad suele estar asociada a la obesidad, los altos niveles de azúcar en la sangre, así como de triglicéridos.
¿Y la inflamación?
La inflamación es uno de los síntomas que se presentan junto a estas condiciones, bien sea en menor o mayor medida, dependiendo de qué tan avanzada esté la enfermedad del hígado graso.
No obstante, también puede estar relacionada con otras afecciones diferentes a la del hígado graso. Otra forma de referirse a este trastorno es como hígado agrandado, debido a que tienden a incrementar su tamaño cuando se presenta.
Según el portal de salud y bienestar unCOMO, entre las causas que pueden provocar la inflamación del hígado se listan las infecciones, como los diversos tipos de hepatitis, y otras enfermedades graves como el cáncer. Asimismo, el consumo excesivo de alcohol, drogas y medicamentos pueden irritar la salud del hígado.
Por otra parte, detallan los expertos, otro de los factores que inciden en la inflamación de este órgano vital es mantener una alimentación inadecuada, en la que se incluyan alimentos con alto contenido en grasas.