Con el paso de los años, empiezan a aparecer los primeros signos del envejecimiento en el organismo, quizá uno de los más notorios son aquellos que se presentan sobre la piel.
De acuerdo con los Manuales MSD sobre la salud, la piel es el órgano más grande el cuerpo, este es el encargado de diversas funciones, todas fundamentales para el buen estado de salud. Entre ellas se encuentra la protección del cuerpo frente a las lesiones, la regulación de la temperatura corporal, conservar el equilibrio hidroeléctrico, así como la absorción de vitamina D.
La piel también desempeña un rol importante para el desarrollo de la vida del ser humano, ya que a través de esta el cuerpo puede sentir los estímulos dolorosos y agradables.
Como explican los expertos del Instituto Nacional del Envejecimiento, que hace parte de los Institutos Nacionales de Salud de los Estados Unidos, la piel es uno de los órganos más susceptibles a transformarse conforme pasa el tiempo. Con la edad, señalan, la piel se pone más delgada, pierde grasa, elasticidad y firmeza; asimismo, las venas y los huesos tienden a verse más pronunciados.
Igualmente, con el envejecimiento, la dermis suele tardar más en recuperarse de los rasguños, los cortes o los golpes. Además, indica el instituto, la piel empieza a mostrar los efectos de la exposición al sol y el envejecimiento natural, como las manchas, las arrugas, la resequedad, inclusive el cáncer.
¿A qué edad se debe empezar a cuidar la piel?
Lo anterior implica que es esencial empezar a cuidar la piel desde una edad temprana, para prevenir las consecuencias que se pueden notar en el largo plazo. En muchas ocasiones, es más sencillo proteger la piel desde la juventud que tratar las arrugas y manchas durante la adultez mayor.
Según indican los especialistas del blog sobre salud de Bio-Oil, no existe una edad precisa en la cual se deben iniciar los cuidados de la piel. De hecho, aseguran, es importante practicar algunos cuidados básicos en cada etapa de la vida. La principal recomendación, y la más común entre los profesionales de la salud, es llevar un alimentación balanceada rica en nutrientes esenciales.
A los 20 años
En esta etapa no es común preguntarse por la apariencia de la piel en el futuro, ya que generalmente a esta edad el cutis luce joven, fresca, vital. Sin embargo, como explicaron anteriormente los especialistas, esta es una condición que no perdura para siempre, por lo contrario, la piel necesita de cuidados básicos para poder conservar su apariencia sana y firme.
Durante los 20s, es fundamental mantener la piel hidratada y protegida de la luz solar. Además, es importante tratar las afecciones dermatológicas que se presentan en esta edad, como el acné.
Por su parte, Medical Estética señala que los dermatólogos recomiendan empezar el cuidado de la piel a esta edad, ya que es desde la transición de la juventud a la etapa adulta en que comienza el proceso degenerativo natural de la piel.
A los 30 años
Además de los cuidados mencionados anteriormente, durante esta etapa es relevante tomar más conciencia acerca del posible daño que puede sufrir la piel y de las medidas necesarias para su cuidado. Usualmente, a partir de esta edad aparecen los primeros signos del envejecimiento como las líneas de expresión.
En esta edad, se tiende a debilitar la función protectora de la piel, explican desde Bio-Oil, ya que se reduce la producción de elastina y colágeno, proteínas que favorecen la elasticidad, regeneración y flexibilidad de la piel.
En la edad adulta
Existen algunas recomendaciones generales para mantener la piel sana, SEMANA comparte las que entrega el Instituto Nacional del Envejecimiento de los Estados Unidos:
Evitar la exposición excesiva al sol y, en caso de salir durante el día, procurar hacerlo en las horas en que el sol sea menos fuerte, además tomar medidas de cuidado, como aplicar protector solar o llevar una sombrilla.
Siguiendo esa línea, los expertos aconsejan escoger adecuadamente el protector solar, de acuerdo con las necesidades particulares de la piel. La recomendación general es utilizar uno con factor de protección solar de 15 o más. Este se debe aplicar entre 15 o 30 minutos antes de salir de casa.
Asimismo, no se recomienda broncearse, puesto que las camas de bronceo o las lámparas solares tienden a provocar efectos dañinos similares a la exposición al sol.