Las vitaminas son nutrientes esenciales para el organismo, ya que ayudan a prevenir ciertas enfermedades.
Como tal, cada una de ellas cumple una función importante en el cuerpo, de modo que una deficiencia vitamínica puede ocurrir cuando no se obtiene suficiente cantidad de cierta vitamina y esto es lo que aumenta la probabilidad de padecer patologías como la hipertensión arterial, anemia e incluso envejecimiento prematuro.
De acuerdo con el portal web Vivir Bien, “las vitaminas son moléculas orgánicas imprescindibles para los seres vivos en forma de micronutrientes. Al ingerirlos en la dieta de forma equilibrada y en dosis esenciales, promueven el correcto funcionamiento fisiológico y del metabolismo”.
Así las cosas, las vitaminas son nutrientes que el organismo necesita para asimilar otros nutrientes y, en resumen, las funciones de estas sustancias son:
- Participar en la formación de químicos del sistema nervioso y participar en la formación hormonas, glóbulos rojos y material genético.
- Regulan los sistemas metabólicos.
- Son necesarias para el crecimiento y la salud.
- La mayoría de vitaminas presentes en los alimentos puede ser eliminada al ser cocinada o por el mismo efecto de la luz, por lo que es aconsejable comer estos productos frescos.
Entre las vitaminas más importantes está la vitamina D, la cual se puede obtener de tres maneras: a través de la piel, de la dieta y de suplementos.
Con respecto a la hipertensión arterial, un reciente estudio llevado a cabo por la Universidad Libre de Ámsterdam demostró que los niveles bajos de determinadas vitaminas incrementarían el riesgo cardiovascular en la población general, especialmente porque aumentan la incidencia de hipertensión.
De acuerdo con la Fundación del Corazón, esta investigación, que hace parte del Estudio Longitudinal de Envejecimiento de Ámsterdam (Lasa), evaluó la combinación de niveles bajos de vitamina D y la K y su relación con la presión arterial.
En concreto, observaron una mayor incidencia de niveles altos de presión arterial sistólica y diastólica en participantes entre 55 y 65 años que, de forma basal, no presentaban hipertensión al inicio del estudio.
Sin embargo, “debido a este déficit de vitaminas D y K, el 62 % de los participantes en el estudio terminó desarrollando hipertensión arterial al cabo de seis años, por lo que los resultados de este primer estudio abren la puerta a los beneficios de la ingesta de alimentos con alta presencia de estas vitaminas para mejorar la salud cardiovascular”.
Alimentos ricos en vitamina D y K
- Pescados grasos (atún, salmón y caballa)
- Hierbas (tanto frescas como secas)
- Las coles de Bruselas
- Los espárragos
- El repollo
- El brócoli
- Especias como el curri o el pimentón
Ahora bien, la vitamina D también es un nutriente esencial para combatir el envejecimiento. Incluso, un equipo de científicos británicos reveló que niveles saludables de vitamina D pueden contribuir a frenar el proceso de envejecimiento y proteger contra algunas enfermedades relacionadas con la edad.
“En verano, gran parte de la vitamina D que necesitamos es generada por una reacción en la piel potenciada por la luz del sol. En invierno, proviene generalmente de alimentos como aceite de hígado de bacalao y caballa”, detalla el portal web Intramed.
Entre tanto, hay que señalar que las cantidades diarias que se requieren de vitamina D varían por la edad, el sexo y las actividades diarias que se realicen, pero en términos generales, los NIH indican que las cantidades promedio diarias recomendadas en microgramos (mcg) y unidades internacionales (UI) son:
- Bebés hasta los 12 meses: 10 mcg (400 UI)
- Niños de 1 a 13 años: 15 mcg (600 UI)
- Adolescentes de 14 a 18 años: 15 mcg (600 UI)
- Adultos de 19 a 70 años: 15 mcg (600 UI)
- Adultos mayores de 71 años: 20 mcg (800 UI)
- Mujeres y adolescentes embarazadas o en período de lactancia: 15 mcg (600 UI).