El aceite de oliva presenta diversos beneficios para la salud y el bienestar, ya que entre sus componentes está el ácido oleico, que tiene propiedades que ayudan a prevenir el cáncer y la enfermedad de Alzheimer, además de reducir el colesterol.
El aceite de oliva también está asociado con efectos que estimulan la correcta digestión y ayudan a controlar los niveles de colesterol en el organismo.
Sin embargo, hay quienes lo consumen durante el día en diferentes comidas, o en la noche antes de dormir, otros, como el portal Adelgazar en Casa recomiendan que el consumo sea antes del desayuno, pues sus beneficios se absorben más rápido, ya que el sistema digestivo no ha iniciado su tarea diaria.
Algunos beneficios de hacerlo a esta hora pueden incluir la desintoxicación del hígado incluso, la combinación del aceite de oliva y limón activa el tránsito intestinal, mejorando la digestión y ayudando al organismo a eliminar lo que no necesita.
El aceite de oliva mejora la función de los vasos sanguíneos, reduce la inflamación y, según La Fundación Española del Corazón, gracias a su composición en ácidos grasos y por sus componentes antioxidantes, protege al cuerpo de la arteriosclerosis y reduce los niveles de colesterol.
El portal web Adelgazar en Casa asegura que el consumo regular del aceite de oliva aporta grasas necesarias que ayudan al correcto funcionamiento del sistema nervioso central, como también sirva como analgésico y antiinflamatorio reduciendo las molestias musculares.
En cuanto al consumo puede hacerse puro, pero algunos expertos recomiendan mezclarlo con un poco de limón e incluso diluirlo en un vaso de agua tibia para que tenga mejores efectos.
De hecho, según lo señalado por la organización Reproducción Asistida, “el aceite de oliva virgen extra puede ser un aliado natural para la función reproductiva masculina. Además, el efecto antiinflamatorio del aceite de oliva en los órganos reproductores también puede ser beneficioso para la fertilidad”.
El aceite de oliva tiene 9 calorías por cada gramo consumido; su consumo es recomendado, pues las grasas saludables son imprescindibles y deben constituir entre el 20 % y el 35 % de la dieta, según la Organización Mundial de la Salud (OMS).
“100 gramos de aceite de oliva virgen extra equivalen a cerca de 884 calorías. Las grasas se dividirán en 14 gramos de ácidos grasos saturados, 10 gramos de ácidos grasos poliinsaturados y 73 gramos de ácido grasos monoinsaturados”, explica el portal Business Insider.
Una mayor ingesta de aceite de oliva conduce a un menor riesgo de enfermedades cardiovasculares, diabetes y mortalidad prematura, según la mayor revisión sistemática realizada hasta la fecha de la evidencia epidemiológica, publicada en la revista Clinical Nutrition.
Según diferentes estudios, consumir aceite de oliva previene el cáncer, ya que los antioxidantes que contiene este producto combaten el daño oxidativo que producen los radicales libres. Se considera que el aceite de oliva puede prevenir cáncer de páncreas, próstata, de mama, endometrio, intestino y colon.
Como todos los ácidos grasos libres, la función principal del ácido oleico es la de molécula energética y componente de las membranas celulares. Uno de sus efectos más característicos son sus propiedades antioxidantes, ya que puede regular directamente tanto la síntesis como la actividad de las enzimas antioxidantes.
Según un estudio publicado en el 2013, Estudio Predimed, se ha demostrado que aquellas personas que participaron en el mismo, tras consumir unas 5 cucharadas al día, unos 40 mililitros, tienen “menos riesgos de padecer diabetes.
Otro uso común del aceite de oliva se centra específicamente en su contenido de vitamina E, un nutriente beneficioso para la salud de la piel. Para este caso, el aceite no se debe consumir, sino que se aplica directamente en la piel.