Los ataques cardíacos se producen cuando se bloquea o reduce gravemente el flujo de sangre que va al corazón. Generalmente, esta obstrucción se debe a una acumulación de grasa, colesterol y otras sustancias en las arterias del corazón (coronarias). Los depósitos de grasa que contienen colesterol se llaman placas y el proceso de acumulación de placas se llama ateroesclerosis.

En ocasiones, una placa puede romperse y formar un coágulo que bloquea el flujo de sangre. La interrupción del flujo de sangre puede dañar o destruir una parte del músculo cardíaco.

El ataque cardíaco también se conoce como infarto de miocardio.

Factores genéticos pueden provocar un ataque cardiaco. | Foto: Libre de derechos

Las personas más propensas a padecer algún tipo de riesgo para sufrir infarto agudo de miocardio son:

Personas que consumen tabaco

Las toxinas que se encuentran en los cigarrillos pueden reducir el calibre de las arterias coronarias y dañarlas. Esto hace a las personas que fuman más vulnerables a la enfermedad coronaria. En comparación con los no fumadores, las personas que fuman 20 o más cigarrillos al día tienen un 60-90% más de probabilidad de desarrollar una enfermedad coronaria y sufrir un infarto.

Incluso, pequeñas cantidades de tabaco pueden resultar nocivas. De acuerdo con la Mayo Clinic, “un solo cigarrillo al día aumenta en un 30 % las probabilidades de desarrollar una enfermedad coronaria con respecto a quien no fuma”. Además hay que tener en cuenta que los “fumadores pasivos” también se ven afectados por los efectos perjudiciales del tabaco. Las personas que inhalan el humo de cigarrillo de alguien más, también puede llegar a verse afectado.

Las personas que fuman aumentan 30% la posibilidad de sufrir un ataque cardiaco. | Foto: 2022 Stefano Guidi

Quienes no llevan una dieta saludable

Llevar una dieta alta en grasas saturadas hace que los niveles de colesterol en la sangre aumentan y, como consecuencia, también aumenta el riesgo de cardiopatía coronaria. Algunos alimentos, como el pescado azul y el aceite de oliva virgen, contribuyen a reducir los niveles de colesterol.

Personas sedentarias

El portal saludcastillayleon.es destacó que “la falta de actividad física está relacionada con un mayor riesgo de tener sobrepeso u obesidad e hipertensión y, como consecuencia, de sufrir una enfermedad coronaria”.

Con antecedentes de hipertensión arterial

La hipertensión arterial afecta a las arterias coronarias, haciéndolas más vulnerables a la enfermedad coronaria. Cuanto mayor sea la presión arterial, mayor es el riesgo de padecer alguna enfermedad relacionada al corazón.

Diabéticos

El aumento de los niveles de glucosa en la sangre asociados con la diabetes tipo 1 y diabetes tipo 2 puede dañar las arterias coronarias. “Se estima que las personas con diabetes tienen 2.5 veces más probabilidades de desarrollar una enfermedad coronaria que la población general”, así lo dio a conocer el portal de salud texasheart.org.

Personas con obesidad y sobrepeso son más propensas a sufrir un ataque agudo al miocardio.

Con sobrepeso

La obesidad conduce a potenciar los factores de riesgo asociados a sufrir un infarto. En particular, las personas que tienen sobrepeso o son obesas tienen un mayor riesgo de desarrollar hipertensión arterial, tienden a tener niveles más altos de colesterol como resultado de una dieta alta en grasas y presentan un mayor riesgo de desarrollar diabetes tipo 2.

Quienes consumen alcohol frecuentemente

El consumo excesivo de alcohol puede causar hipertensión y aumento de los niveles de colesterol en sangre, aumentando así el riesgo de desarrollar una enfermedad coronaria.

Es importante resaltar que nunca es tarde para tomar medidas para prevenir un ataque cardíaco, incluso si la persona ya ha padecido esta patología. Para ello, es importante mantener un estilo de vida saludable, reducir los niveles de estrés, controlar otras afecciones médicas y tomar los medicamentos adecuados.

Incluso, es recomendable tomar ácido acetilsalicílico (aspirina) todos los días, esto puede disminuir la probabilidad de sufrir un ataque cardíaco. La dosis recomendada es de 81 mg al día. Cabe destacar que el consumo de este medicamento debe realizarse bajo la orientación de un médico experto.