Según la explicación del Dr. Barry Reisberg, un psiquiatra geriátrico especializado en azhéimer, la enfermedad puede ser dividida en siete etapas diferentes. Estas etapas abarcan desde los primeros signos subjetivos de problemas de memoria hasta un deterioro completo del funcionamiento cognitivo. Estas etapas se dividen en dos períodos: uno antes de que la demencia sea evidente (que incluye las primeras tres etapas) y otro cuando los síntomas están plenamente presentes y la autonomía de la persona afectada disminuye gradualmente.

Vale la pena destacar que los primeros indicios de la enfermedad de Alzheimer pueden aparecer hasta dos décadas antes de que el individuo o quienes lo rodean noten los síntomas. Esto significa que la primera etapa es prácticamente asintomática.

A esta dificultad creciente para aprender nuevas habilidades se le agregan episodios frecuentes de ansiedad y una disminución de la capacidad de concentración. | Foto: Andrew Bret Wallis

Esta clasificación de las etapas del alzhéimer y otras demencias se conoce como la Escala de Deterioro Global, o GDS por sus siglas en inglés (Global Deterioration Scale). El objetivo principal del Dr. Reisberg era proporcionar una manera sencilla y clara de identificar el estado de un paciente, teniendo siempre presente que cada persona con alzhéimer es única y que pueden existir variaciones en los síntomas y en la progresión de la enfermedad.

Primera fase: asintomática

La persona se considera en buen estado de salud, ya que no muestra signos típicos de demencia ni, en particular, de alzhéimer. Esto significa que sus capacidades cognitivas se mantienen en niveles normales. A pesar de esto, en ocasiones, a través de pruebas de diagnóstico, es posible identificar la presencia de acumulaciones de proteínas características del alzhéimer, incluso cuando no hay síntomas evidentes.

Segunda fase: olvidos e inicio de la percepción de deterioro cognitivo

La persona que está experimentando este proceso o sus seres queridos cercanos comienzan a notar los primeros signos de un deterioro en sus habilidades cognitivas. Empiezan a ser evidentes las dificultades para recordar nombres o la ubicación de objetos que antes eran fácilmente recordados. También es común observar cierta dificultad en la comunicación, aunque estos olvidos esporádicos aún no representan un obstáculo significativo en su interacción con el mundo que les rodea.

Tercera fase: deterioro cognitivo leve

Los síntomas del deterioro cognitivo se vuelven más constantes y notorios. Tanto la persona afectada como las personas cercanas a ella comienzan a notar esto de manera evidente, como lo demuestran la repetición de preguntas o la dificultad para retener información por parte de la persona que padece alzhéimer.

A esta dificultad creciente para aprender nuevas habilidades se le agregan episodios frecuentes de ansiedad y una disminución de la capacidad de concentración. En esta etapa, y quizás incluso antes, es esencial llevar a cabo pruebas de diagnóstico que permitan identificar la enfermedad y comenzar un tratamiento específico lo antes posible.

Los autores del estudio indicaron que "dormir la siesta dos horas al día aumentaba el riesgo de deterioro cognitivo". Foto: Getty images. | Foto: GettyImages

Cuarta fase: etapa leve

En esta etapa, los síntomas relacionados con la memoria en el alzhéimer se hacen evidentes. Por ejemplo, las personas en esta fase a menudo tienen problemas para recordar eventos recientes y acontecimientos importantes y comienzan a enfrentar dificultades notables en la realización de tareas cotidianas.

A pesar de las crecientes dificultades que experimentan en su vida diaria, las personas en esta etapa de la enfermedad generalmente pueden cuidar de sí mismas y no necesitan atención constante. En cuanto a su estado emocional, es común que la persona afectada muestre menos sensibilidad, lo cual suele ser una respuesta a la negación de su deterioro cognitivo.

Quinta fase: moderada

En esta etapa avanzada de la enfermedad, la persona enfrenta enormes dificultades para llevar a cabo actividades cotidianas sin asistencia y su deterioro cognitivo es evidente cuando necesita ayuda de otras personas para realizar tareas que solían ser simples. Esta fase se caracteriza por la dependencia, y quienes antes vivían de manera independiente pronto requerirán apoyo constante.

En este punto, la persona con alzhéimer ya no puede recordar eventos importantes de su vida y es común que experimente momentos de claridad intercalados con períodos en los que le resulta imposible recordar acontecimientos recientes o pasados. También se produce un marcado declive en la orientación y, en particular, en la capacidad para realizar cálculos matemáticos.

Sexta fase: moderadamente grave

Según el portal mayoclinic.org, “los recuerdos de la persona se limitan principalmente a eventos distantes en el tiempo, que gradualmente van desvaneciéndose. Mantener una conversación breve se convierte en una tarea difícil y a menudo las frases que comienza quedan sin terminar”.

Es común que la persona ya no reconozca su entorno ni a las personas que le rodean, necesitando asistencia para moverse dentro de su propia casa y para llevar a cabo cualquier tarea esencial, la cual debe ser realizada por completo por el cuidador. En esta fase avanzada de la enfermedad, la persona suele ser incapaz de contar hasta diez.

Las personas en esta fase a menudo tienen problemas para recordar eventos recientes y acontecimientos importantes, y comienzan a enfrentar dificultades notables en la realización de tareas cotidianas. | Foto: GettyImages

Séptima fase: severa

Por último, cabe señalar que además de la declinación cognitiva avanzada, la persona también muestra signos de deterioro físico significativo. En esta etapa avanzada del alzhéimer, la persona es incapaz de comunicarse con frases coherentes y su vocabulario se reduce a unas pocas palabras. Con el tiempo, también pierde la capacidad de caminar de manera independiente, expresar emociones y, finalmente, sostener la cabeza, lo que resulta en una inmovilidad prácticamente total. Esto, a su vez, aumenta el riesgo de desarrollar diversas complicaciones físicas, como contracturas y úlceras por presión.

Con frecuencia, tanto los pacientes como los familiares se sienten abrumados al enfrentar el diagnóstico de la enfermedad, ya que tienden a preocuparse por la alta dependencia que experimentan los pacientes en las etapas finales. El conocimiento de las siete etapas del alzhéimer puede ser de gran ayuda para los cuidadores y familiares, ya que les permite planificar de manera más efectiva las medidas que deben tomar en esta difícil situación.