La diabetes es catalogada como una enfermedad crónica por la Organización Mundial de la Salud (OMS), las personas que son diagnosticadas con dicho padecimiento deben tener unos cuidados especiales, ya que esta enfermedad puede detonar otras más graves que puede llevar a la muerte al paciente.

Entre las recomendaciones más frecuentes para las personas que son diagnosticadas con diabetes está hacer cambios en el plan de alimentación, el profesional idóneo para ello debe ser un nutricionista; este indicará que alimentos se deben priorizar, cuáles se deben comer con poca frecuencia y cuáles se deben eliminar de la dieta en su totalidad.

Cabe mencionar, que cuando un paciente es diagnosticado con diabetes quiere decir que sus niveles de glucosa (azúcar) en la sangre se encuentran elevados, esto puede surgir gracias a un factor hereditario o también a la ingesta desmedida de alimentos que contienen grandes cantidades de azúcar, sumándole también, la falta de actividad física frecuente.

La biblioteca nacional de salud y medicina de los Estados Unidos, Medlineplus explica que este padecimiento puede ser catalogada de dos maneras.

"La diabetes es una causa importante de ceguera, insuficiencia renal, infarto de miocardio, accidente cerebrovascular y amputación de los miembros inferiores", explica la OMS. | Foto: Getty Images
  • La diabetes tipo 1 ocurre cuando el sistema inmune ataca y destruye las células beta del páncreas, que son las que producen la insulina. Los investigadores que han analizado esta patología han determinado que es tipo de diabetes se da, por lo general, gracias a la influencia de factores genéticos o factores presentes en el ambiente.
  • Por otra parte, la diabetes tipo 2, es la más diagnosticada y se da gracias al estilo de vida que lleve una persona o también por factores genéticos. Una persona es que es obesa o tiene sobre peso es un paciente más propenso a ser diagnosticado con esta patología, al igual que una persona sedentaria.

Luego de ser diagnosticado con este padecimiento, a una persona le surgen varias dudas relacionadas con que puede comer y beber y que no. Es por esto, que el diario La Verdad en su sección de salud y cuidado personal menciona que los pacientes diabéticos pueden determinar que comer o ingerir teniendo en cuenta diversos factores como:

  • La cantidad de actividad física que realizaron o si van a realizar.
  • La composición de la bebida, producto o alimento.
La OMS cataloga la diabetes como una enfermedad crónica. | Foto: Getty Images

La bebida más frecuente y recomendada por los especialistas es el agua, esta cumple con condiciones que no alteraran la salud; además mantiene al cuerpo hidratado y elimina las toxinas presentes dentro del mismo. Los profesionales de la salud recomiendan ingerir de seis a ocho vasos de este líquido incoloro al día.

Sin embargo, hay personas que no están acostumbradas a beber agua y necesitan algo con más sabor. El medio indica que un paciente diabético pude consumir té, café, jugos naturales e incluso gaseosas bajas en azúcar; sin embargo, este debe conocer cómo funciona su metabolismo glucosa-insulina antes de escoger que puede ingerir.

“Se debe llevar un registro cotidiano de los niveles de glucosa, que se deben realizar cada dos horas con el glucómetro, luego de que se detecta cómo varían los niveles de glucosa, pueden decir qué ingredientes utilizar. Entre los ingredientes que se recomiendan que se empleen ingredientes que contienen un bajo índice glucémico o una baja carga glucémica”.

Antes de seguir estas recomendaciones es pertinente consultar con el profesional que le está dando manejo a dicha afección.

La Asociación Americana de la Diabetes señala que los pacientes prediabéticos están a tiempo de ajustar sus hábitos de vida. | Foto: Getty Images/iStockphoto

Principales síntomas

El Instituto Nacional de Diabetes y Enfermedades Digestivas y Renales de los Estados Unidos menciona cuáles son los principales síntomas que puede presentar una persona cuando sus niveles de glucosa en la sangre están elevados.

  • Aumento de la sed y de las ganas de orinar.
  • Aumento del apetito.
  • Fatiga.
  • Entumecimiento u hormigueo en las manos o los pies.
  • Úlceras que no cicatrizan.
  • Pérdida de peso sin razón aparente.