Tomar café en las mañanas es uno de los hábitos más comunes en las personas. Sin embargo, sea cual sea la razón, hay gente que tiende a eliminar ese hábito, pero corriendo el riesgo de experimentar síndrome de abstinencia.

La cafeína es una sustancia psicoactiva adictiva, por lo que la retirada de una taza de café al día puede provocar síndrome de abstinencia, con consecuencias adversas como cefaleas, dolor de cabeza o ansiedad.

Para nadie es un secreto que el café es una de las bebidas estimulantes a nivel mundial gracias a sus beneficios. Esta bebida ayuda a que las personas se activen desde el primer momento del día, debido a que proporciona mayor cantidad de energía. Al igual que el té, posee propiedades antioxidantes que repercuten en la circulación y desarrollo de masa muscular.

La cafeína aumenta la energía del cuerpo, mejorando así el desarrollo de las actividades. | Foto: SEMANA

De igual manera, la cafeína minimiza el riesgo de padecer demencia en el futuro. La Fundación Española de la Nutrición explica que esta bebida cuenta con un alcaloide capaz de penetrar con facilidad las células neuronales, por lo que estimula su funcionamiento a niveles altos.

Los expertos consideran que la ingesta de cafeína de hasta 400 mg/día, lo que equivale a cuatro o cinco consumiciones, no implica un riesgo de salud. No obstante y al igual que todos los productos alimenticios, exceder su consumo sin ninguna clase de regulación sí conlleva a una amenaza.

El consumo constante y desmedido de café genera que la cafeína se transforme en una adicción, lo cual conlleva a una dependencia hacia tomar esta bebida en tiempos cortos. En consecuencia, las personas terminan experimentando cansancio, irritabilidad, falta de concentración y dolor de cabeza.

La irritabilidad es una de las consecuencias del síndrome de abstinencia. | Foto: Getty Images

Bajo ese contexto, los pacientes que desarrollan adicción al café deben eliminar su consumo como punto de partida en pro de evitar que los síntomas consecuentes sigan siendo notorios. Empero, este proceso es duro debido a que la dependencia se transforma en síndrome de abstinencia.

La cafeína es una sustancia psicoactiva adictiva, por lo que su retirada en el consumo puede provocar síndrome de abstinencia. Healthline apunta que el signo más visible en personas con esta condición son las cefaleas, los cuales constan de dolores de cabeza frecuentes y de igual gravedad que la migraña.

A nivel interno, la falta de cafeína luego de ser frecuente reduce drásticamente el flujo sanguíneo con destino al cerebro, aumentando así la presión arterial. Al ser eliminada del organismo tajantemente, los pacientes experimentarán fatiga, dado que el aporte energético del pasado se verá modificado a niveles bajos.

La cafeína bloquea los receptores de la adenosina, neurotransmisor responsable de indicarle al cuerpo la sensación de cansancio. Al no disponer de café en el organismo, la adenosina disponible se liga con los receptores de nuevo, causando esta sensación, baja energía y dificultad para concentrarse.

El insomnio es una de las consecuencias al dejar de consumir café drásticamente. | Foto: Getty Images / yanyong

A nivel general, los expertos consideran que estos efectos se presentan entre una semana y máximo dos. Puede que sean consecuencias insoportables, pero pasado un tiempo el organismo volverá a su estado normal.

Posteriormente, será posible notar algunos efectos positivos menores de haber dejado de consumir café. Naturalmente, en cuestión de pocos días, la capacidad de conciliar la atención se mantendrá con mayor estabilidad como era antes de consumir cafeína; por lo que esta bebida ya no será indispensable y el síndrome habrá sido cosa del pasado.

Durante el síndrome de abstinencia, la fatiga que genera en las personas conlleva a que la calidad del sueño se vea perjudicada; aumentando las noches sin poder conciliar el descanso. No obstante, los expertos declaran que pasada una semana, todo vuelve a ser normal, en especial sin la necesidad de orinar en más de una ocasión durante la noche.

Tomar café en las mañanas no es malo, siempre y cuando se regule cada día. Dejarse llevar por la cafeína implica desarrollar una adicción, la cual solamente se puede eliminar con cambios drásticos, dejando secuelas durante algunos días por el síndrome de abstinencia.