El estudio realizado por el National Heart, Lung, and Blood Institute (NHLBI) analizó los patrones de sueño de 1.647 personas que sufren de alguna enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC)- como la bronquitis -para comprobar cuál es el efecto que tiene la falta de sueño en la salud de los pulmones.

Los investigadores concluyeron que “una falta de sueño puede debilitar el sistema inmune de las personas saludables y las hace más propensas a sufrir de resfriados y gripes”. Esto, junto con un diagnóstico de alguna EPOC, incrementa en un 95% la probabilidad de sufrir una falla respiratoria.

Además, el estudio también demostró que las personas afro descendientes son más propensas a sufrir de afecciones y problemas en la calidad del sueño y, por tanto, se ven más afectadas por enfermedades pulmonares o EPOC. En anteriores estudios, esta relación entre ambas variables sólo se había supuesto.

Aaron Baugh, investigador y médico a cargo del estudio, aseguró que estos resultados aumentarán la investigación académica y médica que hay sobre los efectos y consecuencias de la calidad del sueño en otras afecciones pulmonares. “Este estudio aumenta el creciente conocimiento que demuestra los efectos perjudiciales en la salud general que tiene una falta de sueño”.

De hecho, según la Asociación Mundial de Medicina del Sueño (WASM, por sus siglas en inglés): “los problemas de sueño constituyen una epidemia global que amenaza la salud y la calidad de vida de más del 45% de la población mundial”. Se ha demostrado que no tener un buen ciclo de sueño incrementa el riesgo de padecer afecciones cardíacas, enfermedades mentales y problemas en el sistema autoinmune.

Adicionalmente, la directora ejecutiva y cofundadora de la Real Sociedad de Salud Pública (RSHP, en inglés) Shirley Cramer explicó en una entrevista para BBC que dormir mal implica una mala dieta, un decrecimiento en la salud mental, aumenta el riesgo de accidentes, disminuye el rendimiento físico y afecta la capacidad de atención y aprendizaje.

Teniendo en cuenta lo anterior, cuando se duerme bien se aumenta la salud física. El sueño es el momento de recuperación del cuerpo y de la mente y luego de una buena noche de descanso, la toma de decisiones es mejor, las personas se sienten más alerta y capacitadas para enfrentarse a lo que depare el día.

¿Cómo dormir mejor?

Un buen descanso, según la World Sleep Society, tiene tres elementos: la duración, la continuidad y la profundidad. Estos factores varían dependiendo de variables externas que se pueden controlar, como el lugar de descanso, y factores físicos que puede que no se puedan controlar, como las condiciones médicas y otros factores de la salud física.

Para mejorar la calidad del descanso la Clínica Mayo recomienda los siguientes pasos que se pueden implementar en la rutina diaria.

  • Controlar y regular los pensamientos con ejercicios de meditación.
  • Establecer un horario regular para despertar e ir a la cama y que asegure mínimo 7 horas de sueño.
  • No realizar ejercicio o actividad física justo antes de ir a dormir pues esto activa los músculos y algunos procesos metabólicos que no permiten un buen descanso.
  • Crear un entorno relajado que sea fresco, oscuro y silencioso. Para esto es necesario bloquear cualquier fuente de luz o sonidos que puedan interrumpir el sueño.
  • Evitar fumar o consumir cafeína, alcohol y alimentos pesados antes de dormir. Estos pueden tener efectos estimulantes o pueden generar incomodidades a lo largo de la noche.
  • Limitar las siestas durante el día o intentar que las siestas no sean mayores a 30 minutos.