Los pulmones son dos órganos que tienen una forma de pirámide y se ubican en el pecho, a los costados del corazón, y permiten que el cuerpo reciba oxígeno del aire. Cuando las personas inhalan aire, el cuerpo recibe oxígeno, cuando exhalan, sacan el dióxido de carbono del cuerpo. Estos órganos son vitales para el funcionamiento del organismo.
La respiración es una función fundamental para que el cuerpo funcione, de ahí que los pulmones sean considerados vitales. Estos órganos permiten que entre oxígeno a la sangre y mediante el proceso de intercambio de gases, se elimine el dióxido de carbono. Estas son tan solo un par de funciones que tienen a cargo y que dan cuenta de la importancia de su cuidado.
Es de destacar que además de los pulmones, el sistema respiratorio incluye vías respiratorias, músculos, vasos sanguíneos y tejidos que ayudan a hacer posible la respiración. Este último proceso, el de respirar, es controlado por el cerebro, en función de la necesidad de oxígeno que necesite el cuerpo del individuo.
MedlinePlus, un servicio de información en línea provisto por la Biblioteca Nacional de Medicina de los Estados Unidos, explica que a la par de las funciones que tienen a cargo, los pulmones están expuestos a sufrir distintos tipos de enfermedades, clasificadas en tres grupos: enfermedades de las vías respiratorias, enfermedades del tejido pulmonar y enfermedades de la circulación pulmonar.
En palabras del servicio estadounidense, estas son las características principales de los tres grupos en mención:
- Enfermedades de las vías respiratorias: estas enfermedades afectan los conductos (vías aéreas o respiratorias) que transportan el oxígeno y otros gases dentro y fuera de los pulmones. Por lo regular causan un estrechamiento u obstrucción de las vías respiratorias. Estas incluyen asma, enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC) y bronquiectasia. Las personas con enfermedades de las vías respiratorias con frecuencia dicen que sienten como si “trataran de exhalar a través de una pajilla”.
- Enfermedades del tejido pulmonar: afectan la estructura del tejido pulmonar. La cicatrización o la inflamación del tejido hace que los pulmones no se puedan expandir totalmente (enfermedad pulmonar restrictiva). Esto hace que para los pulmones sea más difícil captar oxígeno y liberar dióxido de carbono. Las personas con este tipo de trastorno pulmonar a menudo dicen que sienten como si “llevaran puesto un suéter o un chaleco demasiado apretado”. En consecuencia, no son capaces de tomar una respiración profunda. La fibrosis pulmonar y la sarcoidosis son ejemplos de enfermedades del tejido pulmonar.
- Enfermedades de la circulación pulmonar: afectan los vasos sanguíneos en los pulmones. Son causadas por coagulación, cicatrización o inflamación de dichos vasos. Afectan la capacidad de los pulmones para captar oxígeno y liberar dióxido de carbono. Igualmente pueden afectar la actividad cardíaca. Un ejemplo de este tipo de enfermedad es la hipertensión pulmonar. Las personas que padecen estas afecciones con frecuencia tienen dificultad para respirar cuando se esfuerzan.
Agrega que muchas enfermedades pulmonares pueden involucrar una combinación de estos tres tipos. En línea con lo anterior, las enfermedades pulmonares más comunes incluyen: asma, colapso parcial o total del pulmón (neumotórax o atelectasia), hinchazón e inflamación de las vías principales (tubos bronquiales) que transportan aire a los pulmones (bronquitis), EPOC, cáncer pulmonar, infección pulmonar (neumonía), acumulación anormal de líquido en los pulmones (edema pulmonar) y arteria pulmonar bloqueada (émbolo pulmonar).
Es de destacar que la Asociación Americana del Pulmón afirma que una dieta saludable –que incluya alimentos ricos en antioxidantes y nutrientes–, dejar de fumar y hacer ejercicio son algunas de las medidas tempranas que pueden tomar las personas para mantener los pulmones sanos y prevenir una eventual enfermedad pulmonar.