La hipertensión, afección también conocida como tensión arterial alta, se ha convertido en el principal factor de riesgo para sufrir cardiopatías, encefalopatías, nefropatías y otras enfermedades.

La presión arterial se define como la fuerza que ejerce la sangre contra las paredes de los vasos sanguíneos. Esta presión depende del trabajo que realiza el corazón y de la resistencia de los vasos sanguíneos, precisa Medical News Today.

La hipertensión representa una de las mayores preocupaciones a nivel global. La Organización Mundial de la Salud (OMS) sugiere que, debido al crecimiento en la industria de los alimentos procesados, ha aumentado la cantidad de sal que llevan las comidas en todo el mundo, lo que juega un papel muy importante en la expansión y fortalecimiento de esta enfermedad.

De acuerdo con datos de este organismo, uno de cada cinco adultos padece hipertensión, un trastorno que provoca cada año, por complicaciones derivadas, 9,4 millones de muertes en todo el mundo.

Las causas de la hipertensión suelen ser desconocidas. Según este medio especializado, uno de cada 20 casos de hipertensión surge como consecuencia de una enfermedad subyacente o medicamento.

“La insuficiencia renal crónica (IRC) es la causa más común de la presión arterial alta, ya que los riñones no filtran los fluidos. Este exceso de líquido deriva en hipertensión”, precisa.

Existen algunos factores de riesgo que aumentan las posibilidades de que las personas se enfrenten a este padecimiento. Uno de ellos es la edad, pues esta enfermedad suele ser más común en personas mayores de 60 años. Con la edad, la presión arterial puede incrementar de forma paulatina, ya que las arterias se vuelven más rígidas y estrechas debido a la formación de placa.

La obesidad o sobrepeso también representan un factor de riesgo clave, así como el consumo de grandes cantidades de alcohol de forma regular y de tabaco.

El riesgo vitalicio es el mismo para hombres y mujeres, pero los hombres son más propensos a sufrir de este padecimiento a una edad más temprana. La frecuencia suele ser superior en las mujeres mayores.

La alimentación juega un papel determinante para las personas que padecen de esta enfermedad. La Fundación Española del Corazón recomienda la ingesta de cinco porciones de fruta y verdura al día, la reducción de grasas –especialmente las saturadas– y la disminución de la sal que acompaña a los alimentos. Esto además de ejercicio moderado y una vida tranquila son aspectos clave en la lucha contra la hipertensión.

En la lista de frutas ideales para los hipertensos o para prevenir la enfermedad están las manzanas. Esta fruta contiene quercetina, una propiedad que actúa sobre una enzima relaciona con la regulación de la presión arterial. Ayuda a mejorar la circulación de la sangre y evita el estrechamiento de los vasos sanguíneos. Esta sustancia se encuentra en la piel de la manzana, según el portal Comefruta.es.

De igual forma, los frutos rojos como los arándanos, frambuesas y fresas contienen antocianinas, compuestos que protegen contra la hipertensión, según un estudio publicado en American Journal of Clinical Nutrition.

El banano, por su alto contenido en potasio, se asocia a unos bajos niveles de hipertensión, según un estudio de la Escuela de Medicina londinense de Saint George y citado por la Fundación Española del Corazón.

El potasio que contiene esta fruta es importante para regularizar los niveles presión arterial, ya que favorece la eliminación del sodio que la persona consume y equilibra el líquido del organismo. Además, actúa como un vasodilatador natural, por lo que también previene otros problemas cardiovasculares, como aterosclerosis o accidentes cerebrovasculares.

La institución de salud también menciona las bondades del limón, el cual es antioxidante y depurativo, por lo que ayuda a eliminar la rigidez de los vasos sanguíneos, lo que contribuye a prevenir la hipertensión. Además, el limón contiene vitamina B, capaz de evitar la insuficiencia cardiaca.

Kiwi y el melón también son recomendados. El primero es rico en luteína, un antioxidante que ayuda a cuidar la salud cardiovascular, y, en especial, a mantener la presión arterial bajo control. En el caso del melón, es rico en potasio y agua, lo que lo convierte en un buen alimento para favorecer la eliminación de toxinas y aumentar el flujo sanguíneo.

Por último, está la pera que es rica en vitaminas, fibra, magnesio y un alto contenido en agua. Un estudio publicado en la revista Metabolism and Cardiovascular Diseases y citado por el portal Comefruta.es, demostró que consumiendo una pera al día las personas con la presión arterial alta conseguían bajarla de forma considerable.