El pan integral es un alimento bajo en grasas que puede incluirse en la dieta diaria en tanto se consuma con moderación. Sus beneficios para la salud y la calidad de vida de las personas pueden ser múltiples.
De acuerdo con la Fundación Española de Nutrición (FEN), este pan se produce después de hacer un proceso de cocción de una masa de harina integral.
“Hay que diferenciar entre auténtico pan de trigo integral y el pseudointegral, al que se le ha añadido artificialmente fragmentos de salvado a la harina blanca. Este pan ha sido elaborado con grano que no contiene el germen, la parte más rica en vitaminas, minerales y ácidos grasos esenciales, luego su calidad es inferior a la del pan integral auténtico”, sostuvo la FEN.
En cuanto a sus valores nutricionales, la FEN explica que se trata de un alimento que es rico en hidratos de carbono complejos, que popularmente se conocen como almidón. Además, es buena fuente de fibra y de algunas proteínas.
En comparación al pan blanco, los expertos en nutrición consideran que puede ser una opción mucho más saludable de alimentación.
“Es fuente de vitaminas del grupo B (tiamina y niacina) y de elementos minerales (selenio, fósforo, hierro, magnesio y zinc). La riqueza en estas sustancias nutritivas depende del grado de extracción de la harina y de si se ha enriquecido la masa de pan durante el proceso de elaboración en dichas sustancias. El pan integral aporta mayor cantidad de estas sustancias, ya que el grano de cereal conserva la cubierta al no haber sido sometido a un proceso de refinado”, indica la FEN.
S recomienda el consumo de pan integral por encima del pan blanco para tener una mejor digestión. De hecho, como tiene vitaminas del grupo B, puede traer múltiples beneficios a la hora de convertir otros alimentos en energía. En esa medida, puede ser muy útil para armar la dieta de personas que padecen de estreñimiento.
Pero para la FEN se trata de un alimento fundamental en la alimentación diaria de todas las personas. “Teniendo en cuenta su valor nutricional el pan debe constituir una parte destacable en la dieta, tratando de estar presente en prácticamente todas las comidas, desde el desayuno a la cena. El hecho de no consumirlo de forma habitual contribuye a desequilibrar de manera importante el perfil calórico de la dieta”, señala la entidad.
Si las personas prefieren no consumir pan integral, la FEN advierte que deben encontrar un alimento que lo sustituya. Esto se debe a que los hidratos de carbono son muy importantes para tener una nutrición adecuada.
También se considera que el pan integral puede aportar buenas cantidades de magnesio, un elemento químico que le ayuda al organismo a desarrollar múltiples funciones y a mantener fuertes a los músculos y los huesos. Además, es importante para mantener el buen desempeño del sistema inmune.
Vale decir, sin embargo, que el trigo tiene grandes cantidades de gluten que agrupa a varias proteínas y también está presente en cereales como la cebada y el centeno.
Si bien la Sociedad Americana del Cáncer (una organización estadounidense) señala que el grueso de las personas puede consumir gluten de forma balanceada y moderada, hay algunos pacientes que no deben ingerirlo.
“El gluten está prohibido para algunas personas, tales como quienes padecen enfermedad celíaca. En el caso de estas personas, el gluten puede dañar los intestinos. De acuerdo con los Institutos Nacionales de la Salud, la enfermedad celíaca afecta 1 % o menos de la población en los EE. UU.”, señala la organización médica.
El gluten también puede tener consecuencias para las personas que padecen distintas afecciones digestivas o que cuentan con algunos tipos de dermatitis. A su vez, se recomienda que quienes padecen diabetes tipo 1, colon irritable y el trastorno neurológico de ataxia por gluten eliminen este grupo de proteínas de su dieta diaria.