El arequipe, también conocido como dulce de leche, manjar, manjar blanco o cajeta, es uno de los dulces más importantes de la cultura latinoamericana, por lo que es también uno de los más populares. Se puede comer solo o untado en ponqués, bizcochos, donas, churros, entre otros alimentos.
Sin embargo, más allá de su sabor, el dulce de leche sería un producto beneficioso, por decirlo así, para las personas, teniendo en cuenta que, de acuerdo con el portal especializado Vegaffinity, ofrece la energía necesaria para el día —por sus ingredientes, que no se debe olvidar en parte son azúcares y grasas, por lo que se debe consumir en sanas cantidades—.
Según la misma fuente, tan solo en 100 gramos de arequipe una persona estaría recibiendo unos 55,35 gramos de carbohidratos (17,8 % de la cantidad diaria recomendada o CDR), así como 6,84 gramos de proteína (CDR 14,3 %) y 7,35 gramos de grasas (CDR 13,8 %).
En cuanto a minerales, se tienen unos 129 miligramos de sodio (CDR 8,1 %), 251 mg de calcio (CDR 20,9 %), hierro (2,1 %), fósforo (27,6 %) y potasio (17,5 %). También se le estaría dando al cuerpo vitaminas como la B1, B2, B3 y C.
De esta forma, al ingerir arequipe, una persona estaría tomando una “medicina para el ánimo”, ya que se aumenta considerablemente el nivel de glucosa en el cuerpo por el consumo del azúcar (del cual no se debe entender que su única o predilecta fuente debería ser el arequipe, o el azúcar), tal y como lo explican los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades de Estados Unidos (CDC), lo que a su vez aumentaría las energías estimuladas. Esto ayudaría a mejorar el humor y el carácter.
Según la psicóloga de la Universitat de Barcelona, Laura Ruiz Mitjana, al ser un dulce, el arequipe actúa positivamente en el cerebro de las personas, colaborando con la producción de feniletilamina, la cual propicia la segregación de serotonina en el cerebro, así como endorfinas, lo que genera bienestar en las personas.
¡Ojo con el azúcar!
No obstante, es una verdad a gritos que los productos con azúcar es mejor consumirlos de a poco, pues aunque el cuerpo humano agradece la ingesta del dulce que ofrece energía, en exceso también podría ser perjudicial.
Así lo muestra un nuevo estudio publicado en el American Journal of Clinical Nutrition, el cual asegura que los hombres jóvenes con una dieta pobre vieron una mejora significativa en sus síntomas de depresión cuando cambiaron a una dieta saludable.
La depresión es una enfermedad mental común con un importante factor de riesgo de suicidio, la principal causa de muerte en adultos jóvenes.
El ensayo de control aleatorio de 12 semanas de duración fue realizado por investigadores de la Universidad Tecnológica de Sídney (Australia). La investigadora principal, Jessica Bayes, asegura que este estudio es el primer ensayo clínico aleatorio que evalúa el impacto de una dieta mediterránea en los síntomas de la depresión en hombres jóvenes (de 18 a 25 años).
“Nos sorprendió lo dispuestos que estaban los jóvenes a seguir una nueva dieta —reconoce Bayes—. “Los asignados a la dieta mediterránea fueron capaces de cambiar significativamente sus dietas originales, bajo la guía de un nutricionista, en un corto período de tiempo”, explicó.
“Sugiere que los médicos y psicólogos deberían considerar la posibilidad de remitir a los jóvenes deprimidos a un nutricionista o dietista como un componente importante del tratamiento de la depresión clínica”, añade.
El estudio contribuye al campo emergente de la psiquiatría nutricional, cuyo objetivo es explorar el efecto que pueden tener determinados nutrientes, alimentos y patrones dietéticos en la salud mental. La dieta utilizada en el estudio era rica en verduras de colores, legumbres y cereales integrales, pescado azul, aceite de oliva y frutos secos crudos y sin sal.
El objetivo principal era aumentar la calidad de la dieta con alimentos integrales frescos y reducir la ingesta de alimentos “rápidos”, azúcar y carne roja procesada”, apunta Bayes.
“Hay muchas razones por las que científicamente pensamos que la comida afecta al estado de ánimo -prosigue-. Por ejemplo, alrededor del 90 % de la serotonina, una sustancia química que nos ayuda a sentirnos felices, es producida en nuestro intestino por nuestros microbios intestinales. Cada vez hay más pruebas de que estos microbios pueden comunicarse con el cerebro a través del nervio vago, en lo que se llama el eje intestino-cerebro”, argumenta.
“Para que los microbios sean beneficiosos, tenemos que alimentarlos con fibra, que se encuentra en las legumbres, las frutas y las verduras”, añade.
*Con información de Europa Press.