Los probióticos son alimentos o suplementos que contienen microorganismos vivos destinados a mantener o mejorar las bacterias “buenas” (microbiota normal) del cuerpo, mientras que los prebióticos son alimentos (generalmente con alto contenido de fibra) que actúan como nutrientes para la microbiota humana y se utilizan con la intención de mejorar el equilibrio de estos microorganismos, de acuerdo con Mayo Clinic, entidad sin ánimo de lucro dedicada a la práctica clínica, la educación y la investigación.
El portal web señala que los prebióticos son fibras vegetales especializadas que actúan como fertilizantes que estimulan el crecimiento de bacterias sanas en el intestino.
Además, se encuentran en muchas frutas y verduras, especialmente en aquellas que contienen carbohidratos complejos, como la fibra y el almidón resistente. Estos carbohidratos no son digeribles por el cuerpo, por lo que pasan a través del sistema digestivo para convertirse en alimento para las bacterias y otros microbios.
Así las cosas, el portal Women’s Health reveló que las manzanas y los bananos son las frutas que aportan prebióticos.
Asimismo, la entidad señaló que estos se encuentran en alimentos como los granos integrales, las hortalizas de hoja verde, las cebollas, el ajo, la soja y las alcachofas.
Por su parte, el portal portugués de salud, nutrición y bienestar Tua Saúde reveló que los principales beneficios de los probióticos son:
“1. Combatir y prevenir enfermedades intestinales como colitis, síndrome del intestino irritable, enfermedad de Crohn e inflamación intestinal.
2. Combatir enfermedades como cáncer, candidiasis, hemorroides e infección urinaria.
3. Mejorar la digestión y combatir la acidez.
4. Combatir el estreñimiento y la diarrea, regulando el tránsito intestinal.
5. Aumentar la absorción de nutrientes, como vitamina B, calcio y hierro.
6. Fortalecer el sistema inmunológico, por aumentar la producción de macrófagos, unas células de defensa del organismo.
7. Impedir la proliferación de bacterias malas en el intestino.
8. Ayudar a digerir la lactosa, especialmente en personas con intolerancia a este componente.
9. Prevenir problemas como obesidad, colesterol alto e hipertensión.
10. Prevenir alergias e intolerancias alimentarias.
11. Ayudar a mejorar el humor, pues se ha encontrado una relación directa entre el equilibrio de la flora intestinal con una disminución de enfermedades como la depresión y la ansiedad.
12. Podrían ayudar a mejorar condiciones como el autismo, pues algunos estudios parecen indicar que hay mejorías no solo a nivel gastrointestinal, sino también a nivel del comportamiento, mejorando la habilidad para concentrarse y escuchar”.
Sobre la misma línea, los Institutos Nacionales de Salud (NIH, por sus siglas en inglés) de Estados Unidos explicaron que los probióticos actúan principalmente en el aparato digestivo, donde pueden afectar el microbioma intestinal.
Este microbioma está formado por muchos microorganismos (en su mayor parte bacterias) que viven en su mayoría en el intestino grueso. Cuando una persona come o bebe suficientes probióticos, estos le ayudan a proteger el aparato digestivo de microorganismos nocivos, a mejorar la digestión y la función intestinal, y además podrían proporcionar otros beneficios para la salud.
Estos institutos señalaron que, en las personas sanas, los probióticos pueden causar gases, pero rara vez infecciones u otros problemas de salud, y que tienen más probabilidad de causar problemas como infecciones bacterianas en las personas que ya están gravemente enfermas o tienen un sistema inmunitario débil.
De hecho, según la Clínica los Condes de Santiago de Chile, en algunos casos se ha demostrado que el consumo de alimentos probióticos produjo una disminución de los síntomas de dermatitis atópica y han sido capaces de retrasar su aparición, incluso por varios años.
Hay que señalar que el comité de expertos de la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO) y la Organización Mundial de la Salud (OMS) determinaron que “los probióticos son microorganismos vivos que, administrados en cantidades adecuadas, ejercen un efecto beneficioso sobre la salud del consumidor”.