Los jacuzzis son, frecuentemente, lugares de disfrute entre amigos y parejas en los que se reúnen para pasar un rato agradable al son de la música y, quizás, unas bebidas que acompañen la vela, entre otras situaciones. Sin embargo, pocas veces se hacen preguntas alrededor de la higiene de estos lugares, que normalmente son alquilados en centros de masajes o spa.
Pues bien, a través de un artículo en el portal de la organización Study Finds, la profesora de Microbiología Clínica de la Universidad de Leicester en Inglaterra, Primrose Freestone, aprovechó para contar a sus lectores los peligros a los que se enfrentan cuando son partícipes de este tipo de actividades sociales.
La profesora, aunque recuerda los beneficios que tienen las tinas de hidromasajes y jacuzzis que suelen estar en los hoteles, gimnasios, centros recreativos y acuáticos, entre otros, también resaltó que al ser públicos o de uso masivo, entonces recogen cada vez más bacterias, hongos, gérmenes, virus, que puedan traer las personas que se introducen en ellos.
“Cuanta más gente haya en el jacuzzi, mayores serán los niveles de heces y sudor que se derraman en el agua (y orina si alguien ha orinado en el agua). Y estos depósitos corporales pueden ser utilizados por las bacterias como nutrientes directos”, sentenció la experta, indicando que cada persona que se incorpore al baño ensucia más el agua común.
Freestone afirmó que, cuando estos lugares no tienen la higiene necesaria, entonces pueden ser puntos de partida para diferentes enfermedades, tales como “infecciones intestinales, diarrea, septicemia, infecciones de la piel, infecciones del tracto urinario e infecciones respiratorias, incluida la enfermedad del legionario”, que puede desarrollar una neumonía mortal, según explica la experta.
Finalmente, la profesora indicó que hay una forma de conocer si el jacuzzi al que se va a ingresar está limpio o puede ser el inicio de una enfermedad, al parecer, si tiene un fuerte olor a lejía, entonces sería porque ya no hay la suficiente protección contra las bacterias y estas ya estarían “adueñadas” del lugar, además de indicar que el agua presente en estas bañeras también estaría “turbia”, no clara y totalmente transparente.
Entre tanto, desde los Centros de Prevención y Control de Enfermedades de Estados Unidos (CDC, por sus siglas en inglés), dejan algunas recomendaciones para las personas que deseen utilizar este tipo de baños públicos, para que las revisen antes de entrar en ellos:
- Sin olor: una bañera de hidromasaje bien clorada tiene poco olor. Un fuerte olor químico indica un problema de mantenimiento.
- Lados lisos de la bañera de hidromasaje: las baldosas no deben ser pegajosas o resbaladizas.
- El equipo de la bañera de hidromasaje está funcionando: las bombas y los sistemas de filtración hacen ruido y se debe escucharlos correr.
- Temperatura de la bañera de hidromasaje: la temperatura del agua no debe exceder los 104°F (40°C)
- Revisar el agua de la bañera de hidromasaje: hay que probar los niveles adecuados de cloro libre (3-10 partes por millón o ppm) o bromo (4-8 ppm) y pH (7.2-7.8) utilizando tiras reactivas de jacuzzi.
Y también se enlistaron algunas prevenciones para las personas que quieran aprovechar de los jacuzzis por parte del CDC:
- No ingrese a una bañera de hidromasaje cuando se tenga diarrea.
- No tragar el agua de la bañera de hidromasaje ni metérsela en la boca.
- Ducharse o bañarse con jabón antes de entrar en la bañera de hidromasaje.
- Observar los límites, si se publican, en el número máximo permitido de bañistas.
- No permitir que los niños menores de cinco años usen jacuzzis.
- No beber alcohol antes de entrar en la bañera de hidromasaje o durante el uso de la bañera de hidromasaje.
- Si se está embarazada, consultar a un médico antes de usar la bañera de hidromasaje, especialmente en el primer trimestre.