La pérdida de memoria puede definirse como un olvido patológico y se evidencia cuando se presentan problemas para aprender algo nuevo, recuperar recuerdos o acordarse de sucesos recientes.

Este padecimiento, conocido como amnesia, puede producirse tras el daño o alteración de cualquiera de las regiones del cerebro involucradas en la memoria como consecuencia de un traumatismo cerebral, demencias degenerativas, enfermedades del metabolismo, convulsiones, consumo de tóxicos, alteraciones psicológicas y en algunas ocasiones sin causa orgánica aparente, precisa el sitio especializado Cinfasalud.

El cerebro emplea diferentes estructuras para trabajar con diferentes tipos de memoria. Las dos principales formas son la memoria a corto plazo y a largo plazo. En el primer caso, la persona retiene información limitada durante una pequeña cantidad de tiempo, mientras que el segundo tipo de memoria almacena durante mucho tiempo una gran cantidad de información compleja.

Según el portal Cognifit, cuando una persona olvida algo, lo habitual no es que pierda el recuerdo en sí, sino que el cerebro “no encuentre el camino” hasta el recuerdo que se trata de buscar.

Algunos síntomas de la pérdida de memoria son, entre otros: perder objetos personales frecuentemente, tener dificultades para encontrar las palabras adecuadas, hacer las mismas preguntas en una conversación, o contar varias veces la misma historia, no recordar si se ha hecho algo, como por ejemplo, tomar un medicamento y desorientarse o perderse en lugares conocidos.

Confundirse de año, o de día de la semana, tener dificultades para recordar citas o eventos y problemas para seguir instrucciones o tomar decisiones, demorarse más en realizar tareas conocidas, como seguir una receta; colocar objetos en lugares inapropiados, como por ejemplo, poner una billetera en el cajón de la cocina y tener cambios en el estado de ánimo o en el comportamiento sin razón aparente son señales tempranas de que se puede estar presentando una amnesia.

¿Cuáles son los tipos de pérdida de memoria?

La pérdida de memoria puede ser transitoria, que consiste en el olvido de una información que luego de un tiempo vuelve a la memoria. Por ejemplo, se presenta cuando una persona es incapaz de recordar un nombre, pero lo hace una hora más tarde, o si es incapaz de recordar lo ocurrido la noche anterior luego de haber ingerido alcohol.

Otro tema bien diferente es la pérdida de memoria permanente que se da cuando la persona pierde información que no es capaz de recuperar nunca.

Son diversas las causas que pueden generar este padecimiento. Por ejemplo, hay diversos factores que pueden conducir a pérdidas de memoria involuntarias, tanto en jóvenes como en ancianos. Muchos de éstos no obedecen a un mal funcionamiento de la memoria, sino a interferencias de otras capacidades cognitivas (como la atención) o de ciertas sustancias (como medicamentos).

Esta situación se puede presentar por problemas de salud. Por ejemplo, por la ingesta de medicamentos, una mala alimentación carente de vitaminas B6, B9 y B12, el abuso de alcohol, problemas de riñones o hígado, la falta de oxígeno en el cerebro, los tratamientos para el cáncer y los problemas emocionales y la ansiedad.

Según la Administración de Medicamentos y Alimentos (FDA), también puede incidir en este padecimiento un golpe en la cabeza. Las personas que padecen de VIH, tuberculosis, sífilis, herpes y otras infecciones de las membranas o la substancia gris del cerebro pueden experimentar problemas de la memoria.

La tiroides hipoactiva o hiperactiva también puede interferir con el recuerdo de acontecimientos reciente, así como el poco sueño o su calidad pueden afectar la memoria, según esta agencia estadounidense.

Edad y el envejecimiento normal

Por otro lado, si bien los olvidos y trastornos de memoria no son exclusivos de las personas mayores, es cierto que son la población más susceptible a enfrentar este tipo de problemas. Con la edad, la capacidad de aprendizaje y la calidad de la memoria puede deteriorarse aun sin la presencia de ninguna patología.

No obstante, cuando estos problemas empiezan a ser más severos de lo normal, los expertos hablan de un Deterioro Cognitivo Leve o, si es más grave, de una demencia.

Para los especialistas, es normal que las personas mayores se sientan solas por haber perdido a seres queridos, o no se sientan útiles al dejar de trabajar. Con estos cambios se pueden presentar trastornos emocionales, como depresión.

Los ancianos deprimidos pueden aumentar sus olvidos y confundir sus síntomas con Alzheimer u otro problema de memoria. La depresión puede provocar problemas de memoria severos tanto en mayores como en jóvenes, pero en ancianos es imprescindible realizar un diagnóstico diferencial adecuado para distinguirlo del Alzheimer.

Independiente de cuál sea la causa, es importante prestar atención a las diversas señales que pueden indicar que hay una pérdida de memoria y hacer seguimiento consultando a un especialista.