La “enfermedad intestinal inflamatoria” es un término que describe diversos trastornos que implican inflamación de los tejidos del tracto digestivo por tiempo prolongado (crónica), de acuerdo con Mayo Clinic, entidad sin ánimo de lucro dedicada a la práctica clínica, la educación y la investigación.

Además, la institución explica que entre los distintos tipos de enfermedad intestinal inflamatoria se pueden mencionar:

  • Colitis ulcerosa. Esta afección causa inflamación y llagas (úlceras) en el recubrimiento del intestino grueso (colon) y el recto.
  • Enfermedad de Crohn. Este tipo de enfermedad inflamatoria intestinal se caracteriza por la inflamación del recubrimiento del tracto digestivo, generalmente sus capas más profundas. La enfermedad de Crohn afecta con mayor frecuencia al intestino delgado. Sin embargo, también puede afectar al intestino grueso y, en raras ocasiones, al tracto gastrointestinal superior.

Así las cosas, los signos y síntomas frecuentes son:

  • Diarrea.
  • Fatiga.
  • Dolor y cólicos abdominales.
  • Presencia de sangre en las heces.
  • Disminución del apetito.
  • Pérdida de peso involuntaria.

Complicaciones de la enfermedad intestinal inflamatoria

  • Inflamación de la piel, los ojos y las articulaciones Durante los recrudecimientos de la enfermedad intestinal inflamatoria, pueden aparecer ciertos trastornos, como por ejemplo artritis, lesiones de la piel e inflamación de los ojos (uveitis).
  • Efectos secundarios de los medicamentos. Ciertos medicamentos para la enfermedad intestinal inflamatoria se asocian con un riesgo de infecciones. Algunos conllevan un pequeño riesgo de padecer ciertos tipos de cáncer. Los corticoides pueden asociarse con un cierto riesgo de padecer osteoporosis e hipertensión arterial, entre otras afecciones.
  • Colangitis esclerosante primaria. En esta afección bastante poco frecuente que se observa en personas con enfermedad intestinal inflamatoria, la inflamación provoca cicatrices en el interior de los conductos biliares. Con el tiempo, las cicatrices estrechan los conductos, lo que restringe el flujo de bilis. En algún momento, esto puede causar daño hepático.
  • Coágulos sanguíneos. La enfermedad intestinal inflamatoria aumenta el riesgo de que se formen coágulos sanguíneos en las venas y las arterias.
  • Deshidratación grave. Cuando la diarrea es excesiva, puede sobrevenir la deshidratación.

Dicho lo anterior, para cuidar los tejidos del tracto digestivo se debe:

  • Consumir alimentos con probióticos: estos microorganismos actúan principalmente en el aparato digestivo, donde pueden afectar el microbioma intestinal. “Cuando una persona come o bebe suficientes probióticos, estos le ayudan a proteger el aparato digestivo de microorganismos nocivos, a mejorar la digestión y la función intestinal, y además podrían proporcionar otros beneficios para la salud”, explican los Institutos Nacionales de Salud (NIH, por sus siglas en inglés) de Estados Unidos.
  • Practicar ejercicio: las nuevas directrices de la Organización Mundial de la Salud (OMS), recomiendan por lo menos de 150 a 300 minutos de actividad física aeróbica de intensidad moderada o vigorosa por semana, para todos los adultos, incluidas las personas que viven con afecciones crónicas o discapacidad, y un promedio de 60 minutos al día para los niños y adolescentes.

De todos modos, la información antes dada de ninguna manera sustituye la asesoría médica y por ello lo primero que hay que hacer es consultar a un experto de la salud para que sea este quien guíe el proceso e indique qué es lo más adecuado para cada persona.