El cáncer consiste en el crecimiento descontrolado de células anormales en el cuerpo, las cuales pueden llamarse cancerosas o malignas.
Aunque no es raro que las células se multipliquen cuando el organismo así lo requiere, porque mueren o se dañan al no ser necesitadas; lo particular de las células cancerosas es que se salen de control.
En la medicina se han tipificado muchos cánceres, que pueden aparecer en casi cualquier órgano o tejido, pasando por el pulmón, el colon, los senos, la piel, los huesos y hasta el tejido nervioso.
A pesar de que en el mundo se ha luchado contra el cáncer mucho tiempo, es difícil conocer a ciencia cierta una causa de esta enfermedad terminal, porque es multifactorial. Eso significa que puede generarse en el organismo de una persona por varias razones, que inciden en la multiplicación maligna de las células anteriormente mencionada.
Sin embargo, los expertos señalan que existen algunos cuidados con los que se podría llegar a prevenir o disminuir el riesgo de padecer de algún tipo de cáncer. Entre esos cuidados están:
- Consumir alimentos saludables.
- Hacer ejercicio de manera regular.
- Reducir el consumo de alcohol.
- Mantener un peso saludable.
- Minimizar la exposición a la radiación y a químicos tóxicos
- No fumar o masticar tabaco.
- Reducir la exposición al sol, en especial si la persona se quema fácilmente.
Aunque existen muchos tipos de cáncer, el Instituto Nacional del Cáncer de Estados Unidos elaboró una lista en la que reseña cuáles son los cánceres más comunes. En ella, se incluyen los que se diagnostican con mayor frecuencia en este país, pero el riesgo existe en general para todas las naciones:
- Cáncer de colon y recto.
- Cáncer de endometrio.
- Hígado.
- Leucemia.
- Linfoma no Hodgkin.
- Melanoma.
- Cáncer de páncreas.
- Cáncer de próstata.
- Cáncer de pulmón.
- Cáncer de riñón.
- Cáncer de seno (mama).
- Cáncer de tiroides.
- Cáncer de vejiga.
De acuerdo con Mayo Clinic, los signos y síntomas causados por el cáncer varían según la parte del cuerpo afectada, pero hay algunos generales que se asocian con esta enfermedad -aunque no son específicos-, que incluyen:
- Fatiga.
- Bulto o zona de engrosamiento que puede palparse debajo de la piel.
- Cambios de peso, como aumentos o pérdidas de peso no intencionales.
- Cambios en la piel, como pigmentación amarillenta, oscurecimiento o enrojecimiento de la piel, llagas que no se curan o cambios en los lunares existentes.
- Cambios en los hábitos de evacuación de la vejiga o los intestinos.
- Tos persistente o dificultad para respirar.
- Dificultad para tragar.
- Ronquera.
- Indigestión persistente o malestar después de comer.
- Dolor muscular o articular persistente, sin causa aparente.
- Fiebre o sudoraciones nocturnas persistentes, sin causa aparente.
- Sangrado o hematomas sin causa aparente.
La entidad también afirma que una persona debe solicitar una cita con su médico cuando tenga algunos de estos síntomas frecuentemente o espontáneamente pero le preocupen.
De hecho, la insistencia de la comunidad médica recae en que las personas se hagan chequeos continuos con sus profesionales de la salud tratantes, ya que el diagnóstico temprano eleva las probabilidades de una curación.
“Si no tienes signos o síntomas, pero te preocupa el riesgo de padecer cáncer, habla con el médico al respecto. Pregunta qué procedimientos y exámenes de detección del cáncer son adecuados para ti”, finaliza Mayo Clinic.