La sandía es una de más mejores brutas para saciar la sed por ser muy refrescante, además, contiene una gran cantidad de nutrientes, vitaminas, minerales y antioxidantes que benefician al organismo. Así mismo, el 92% de su composición es agua y contiene importantes electrolitos.

Al ser rica en vitaminas B, C y A, es necesaria para la producción de energía del día a día, y también se convierte en buena fuente de magnesio y potasio. Sin embargo, cada vez es más complejo comprar este alimento porque no es fácil detectar si su interior está en buenas condiciones para su consumo y, en caso de comprarla cortada, se podría poner en riesgo la salud por distintos factores ambientales.

Según la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU), una asociación sin ánimo de lucro que informa y atiende a los consumidores, la fruta cortada previamente y cubierta solamente con plástico puede convertirse en una fuente de contaminación causante de varias enfermedades.

De esta manera, el diario NIUS de España da a conocer algunos trucos necesarios para reconocer el buen estado de las sandias al momento de comprarlas.

  • Color y brillo: cuando la cáscara de la sandía esté más oscura y menos brillante, indica que es una fruta que está madura y dulce, por lo cual sería una buena opción de compra.
  • Peso: por lo general, una sandía fresca y jugosa pesa más de lo que parece, ya que más del 90% de la fruta es agua. De este modo, si no pesa mucho, se debe descartar de inmediato, pues indica que no ha madurado correctamente.
  • Machas amarillas: cuando la sandía está madura muestran una mancha pálida en uno de los extremos de la corteza. De este modo, si la mancha es pálida o verde, quiere decir que la fruta no maduró correctamente. Así mismo, si se identifican machas color marrón, suele indicar que tiene hongos o insectos en su interior.
El 92% de su composición es agua y contiene importantes electrolitos. | Foto: Getty Images
  • Forma y corteza: para consumir una buena sandia, es importante identificar una que tenga silueta redonda y evitar las que tienen protuberancias y deformidades. Y por el lado de la corteza, esta se debe ver libre de grietas, rajas, rupturas, abolladuras y golpes.

Para el caso de la sandía cortada en trozos, Lluís Riera, director técnico y tecnólogo de alimentos de la consultoría SAIA de Barcelona, explicó que “la fruta tiene una protección natural, que es la piel, y en el momento en que la abrimos y cortamos, contaminamos su pulpa. Ahí empieza la proliferación de microorganismos que pueden intoxicarnos”.

De este modo, la OCU recomienda a los mercados y supermercados extremar las medidas de higiene durante la manipulación de las frutas cortadas, con el fin de evitar algún riesgo para la salud de los consumidores.

A su vez, NIUS también da a conocer algunas señales que se deben identificar al momento de comprar sandía cortada en buen estado:

  • Es relevante asegurarse que no tenga una textura arenosa o blanda.
  • El olor es un factor muy importante, por lo que se debe comprobar que no esté fermentada, porque de lo contrario, indica que la fruta ya cumplió con su ciclo de consumo.
  • El color correcto es el rojo vivo, pero si la sandía posee un color rojo oscuro indica que está en malas condiciones.
  • Si la parte de la corteza es amarilla, indica que tiene una alta concentración de nitratos, por lo que no es recomendable comprarla.