Un derrame ocular o una hemorragia subconjuntival se produce cuando un vaso sanguíneo pequeño se rompe justo debajo de la superficie transparente del ojo (conjuntiva), de acuerdo con Mayo Clinic, entidad sin ánimo de lucro dedicada a la práctica clínica, la educación y la investigación.

Algunos factores que pueden causar una hemorragia subconjuntival incluyen: aumentos súbitos de la presión, como los ocasionados por un estornudo o por una tos violenta; tener presión arterial alta o tomar anticoagulantes; frotarse los ojos; infección viral; ciertas cirugías o lesiones en el ojo.

“El signo más evidente de una hemorragia subconjuntival es una mancha de color rojo brillante en la parte blanca (esclerótica) del ojo y a pesar de que el ojo tiene un aspecto ensangrentado, una hemorragia subconjuntival parece más grave de lo que es realmente y no ocasiona modificaciones en la vista, secreciones ni dolor. La única molestia que puede sentir es una sensación de rasguño en la superficie del ojo”, explicó la entidad.

De hecho, una hemorragia subconjuntival con frecuencia desaparece por sí sola en alrededor de dos a tres semanas, aunque la parte blanca del ojo puede verse amarilla mientras el problema desaparece.

No obstante, si las hemorragias se presentan recurrentemente hay que consular a un experto de la salud.

Vitaminas que ayudan a cuidar la salud de los ojos

Medline Plus, la Biblioteca Nacional de Medicina de Estados Unidos, explicó que hay acciones que se implementar para ayudar a mantener los ojos sanos, como tener una dieta saludable que incluya bastantes frutas y verduras, especialmente verduras amarillas y de hojas verdes. Comer pescado rico en ácidos grasos omega 3, como el salmón, el atún y el fletán (halibut).

Otros alimentos buenos para la visión son los huevos, el aceite de oliva, el brócoli, las zanahorias, los tomates, las espinacas, las fresas, los frutos del bosque, los frutos secos, los pescados azules, entre otros.

Por tal razón, el doctor José Antonio Parejo, oftalmólogo y director de IMQ Visión de Madrid, le dijo al portal Cuídate Plus que “los alimentos más aconsejables son los que contienen vitaminas A, E, C, B2 (riboflavina) y luteína. Entre los menos recomendables están las carnes rojas, el alcohol, los embutidos y los que tienen niveles elevados de grasas saturadas”.

De acuerdo con los Institutos Nacionales de Salud (NIH, por sus siglas en inglés), la vitamina A se encuentra naturalmente presente en muchos alimentos como los siguientes: hígado vacuno y otros órganos (aunque estos alimentos también tienen alto contenido de colesterol, por lo que se debe limitar la cantidad que se consume); ciertos tipos de pescado, como el salmón; hortalizas de hojas verdes y otras verduras de color verde, anaranjado y amarillo.

Asimismo, indicó que la vitamina E está presente en: los aceites vegetales, por ejemplo, los aceites de germen de trigo, girasol y cártamo, se encuentran entre las fuentes más ricas de vitamina E, pero los aceites de maíz y soja también aportan vitamina E; los frutos secos (como maníes, avellanas y, en especial, almendras) y las semillas (como las semillas de girasol); las hortalizas de hojas verdes, como la espinaca y el brócoli.

La vitamina C se encuentra en alimentos como frutas cítricas (por ejemplo: naranjas y pomelos/toronjas) y sus jugos, así como pimientos rojos y verdes y kiwi; y otras frutas y verduras, como brócoli, fresas, melón, papas horneadas y tomates.

De igual manera, la vitamina B2 (riboflavina) está en huevos, vísceras (como hígado y riñones), carnes magras y leche parcialmente descremada; hortalizas verdes como espárragos, brócoli y espinacas.

Adicionalmente, la luteína se encuentra en muchos alimentos, como la yema de huevo, la espinaca, la col rizada, el maíz, la pimienta naranja, el kiwi, las uvas, el calabacín y la calabaza.