Las adicciones pueden desarrollarse en el ser humano cuando existe una obsesión y una necesidad de algo que genera algún tipo de placer en la mente, lo que ocasiona que el cerebro libere dopamina, justamente la hormona encargada del placer.
Existe adicción a lo imaginado y lo inimaginable, desde el chocolate y el arequipe, pasando por la limpieza, los cigarrillos, las drogas y el trago, e incluso el sexo mismo.
La hipersexualidad o ninfomanía masculina va más allá de la creencia de que los hombres piensan en sexo todo el tiempo, al menos una 19 veces al día, según determinó un estudio de la Universidad de Ohio.
Existen hombres que presentan un aumento excesivo en el deseo y la intensidad frente a las conductas sexuales, un padecimiento denominado ‘satiriasis’, que puede padecer el 5 % de la población, de acuerdo con la Organización Mundial de la Salud.
Además, es posible que afecte el desarrollo del día a día de quienes lo sufren y que termina en citas con sexólogos, psicólogos y hasta psiquiatras a quienes les piden ayuda para manejar su ‘promiscuidad’ (que puede aparecer cuando una sola persona no satisface el deseo constante de quien lo padece).
Aquellos que tienen adicción al coito, comienzan a desarrollar una incapacidad para realizar normalmente otras actividades, presentan trastornos del estado de ánimo que conllevan a la depresión y la ansiedad; la concentración que tenían comienza a desvanecerse y en ocasiones hasta las relaciones interpersonales se ven afectadas, de acuerdo con Mayo Clinic.
Es difícil determinar la cantidad de sexo que pueda configurarse en la existencia de una adicción, pues existen temporadas en que las parejas tienen relaciones todos los días sin que eso se constituya en satiriasis.
Para Vanesa Peña, psicóloga y sexóloga uruguaya, existen cinco condiciones y contextos que pueden llevar a que alguien sea diagnosticado como adicto al sexo:
1. El tiempo utilizado en fantasías o conductas sexuales influye reiteradamente en otras actividades, obligaciones o metas no sexuales.
2. Implicarse frecuentemente en fantasías o conductas sexuales como respuesta a estados de: aburrimiento, irritabilidad, depresión, ansiedad y a sucesos estresantes.
3. Reiterados esfuerzos por controlar esas fantasías o conductas sexuales, pero sin éxito alguno.
4. Implicarse en comportamientos sexuales repetitivos sin ser consciente del peligro de daño emocional u orgánico para uno u otros individuos.
5. Las fantasías y conductas sexuales no son provocadas por el resultado directo de sustancias externas.
¿Existe un tratamiento para los hombres adictos?
Hasta el momento no hay técnicas de evaluación o tratamiento fundamentadas con demostraciones científicas que ayuden a tratar estos comportamientos, pero si existen técnicas para mejorar estas conductas.
Los profesionales de la salud sexual deben hacer uso de todos sus conocimientos, en ocasiones se hace un proceso combinado de fármacos y terapia sexual cognitivo-conductual, enfocado en el vínculo entre el pensamiento y el actuar del individuo.
Los sentimientos de culpa, de ansiedad y de depresión pueden aparecer en cuadros avanzados de esta adicción, llegando a poner en riesgo no solo la vida del afectado sino de las personas de su entorno.
Según el sexólogo mexicano David Aceves, en la satiriasis se pueden presentar situaciones de riesgo graves como contraer infecciones de transmisión sexual o ser vulnerable frente al consumo de sustancias psicoactivas. Además, se está expuesto a vivir situaciones de violencia sexual, física y psicológica y, en grados más avanzados, se pueden llegar a presentar sentimientos que desencadenan suicidio o atentar contra alguien más.