Los buenos hábitos a la hora de dormir representan un aspecto fundamental para la salud, sin embargo, no siempre reciben la atención que merecen. Más allá de trastornos del sueño, como el insomnio, hay quienes simplemente optan por no descansar lo suficiente.
De acuerdo con el Instituto Nacional de Salud de Estados Unidos (NIH, por sus siglas en inglés), el sueño es un periodo de descanso que se alterna con la vigilia, es decir, estar despierto. Así mismo, describe que el cuerpo está equipado con “relojes internos” que controlar los momentos en que el ser humano está activo y cuando necesita descansar.
Sobre los factores que regulan estos relojes, el NIH detalla la luz, la oscuridad y los horarios de sueño que la persona suele manejar. Por ejemplo, si acostumbra a levantarse a las 6:00 a. m. e ir a la cama a las 10:00 p.m., su reloj interno adoptará este patrón.
La importancia del sueño radica en que no dormir lo suficiente o tener un hábito de mala calidad aumenta el riesgo de sufrir problemas cardiacos y respiratorios. Además, afecta negativamente el metabolismo y reduce la capacidad de concentrarse y pensar con claridad.
Teniendo en cuenta que los malos hábitos de sueño resultan nocivos para la salud, la duda frecuente se sintetiza en una gran pregunta: ¿cuánto tiempo debería dormir una persona?
La respuesta depende de varios factores, por ejemplo, la edad y el nivel de actividad que tiene la persona en su cotidianidad. De acuerdo con Mayo Clinic, estas son algunas pautas generales:
- Bebés de 4 a 12 meses: De 12 a 16 horas por cada 24 horas, incluidas las siestas.
- De 1 a 2 años: De 11 a 14 horas por cada 24 horas, incluidas las siestas.
- De 3 a 5 años: De 10 a 13 horas por cada 24 horas, incluidas las siestas.
- De 6 a 12 años: De 9 a 12 horas por cada 24 horas.
- De 13 a 18 años: De 8 a 10 horas por cada 24 horas.
- Adultos: 7 horas por noche o más.
La enciclopedia médica MedlinePlus anota que los buenos hábitos de sueño son esenciales, pues dormir “le da al cuerpo y al cerebro tiempo para recuperarse del estrés del día”. En ese sentido, después de una buena noche de sueño, la persona puede tener un mejor desempeño en sus actividades. Además, ayuda a sentirse más alerta y optimista, al mismo tiempo que contribuye a prevenir y combatir enfermedades.
Razones que pueden conducir a problemas de sueño
Si bien dormir es importante para la salud y el cuerpo suele sentir la necesidad de hacerlo cada vez que se siente cansado, existen algunos factores que pueden incidir negativamente en los hábitos del sueño:
- Agenda ocupada, incluyendo el ámbito laboral y social.
- Mal entorno para dormir, condicionado por el nivel de luz, ruido y la temperatura.
- Uso de dispositivos electrónicos. Artefactos como los smartphones emiten sonidos durante la noche que pueden afectar el sueño. También pueden generar cierta dependencia, por ejemplo, en quienes desarrollan adicción a las redes sociales.
- Afecciones médicas como la artritis, dolor de espalda, enfermedad del corazón, asma, depresión, ansiedad y el abuso de sustancias también pueden dificultar que se concilie el sueño.
- Estrés por dormir. Este problema se asocia a la ansiedad y dificulta la conciliación del sueño.
El gran riesgo de no dormir lo suficiente radica en que el cerebro comenzará a tener problemas para desempeñar funciones básicas. De igual manera, si no se le da descanso suficiente al cuerpo, aumenta el riesgo de padecer enfermedades como la diabetes, sufrir infecciones y desarrollar obesidad o problemas de salud mental.