Por lo general, las personas destinan la franja nocturna para dormir, pues durante el día realizan sus actividades cotidianas. De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (OMS), una persona adulta necesita entre siete y ocho horas de sueño, sin embargo, hay casos en que este periodo no logra concretarse.

La enciclopedia médica MedlinePlus expone que la cantidad de sueño que un ser humano necesita depende de varios factores, por ejemplo, la edad, el estilo de vida, el estado de salud y si ha dormido lo suficiente. En general, la duración recomendada para cada edad es la siguiente:

  • Recién nacidos: 16-18 horas al día.
  • Niños en edad preescolar: 11-12 horas al día.
  • Niños en edad escolar: por lo menos 10 horas al día.
  • Adolescentes: 9-10 horas al día.
  • Adultos (incluyendo adultos mayores): 7-8 horas al día.

Dormir es de vital importancia. De hecho, los profesionales de la salud advierten que no descansar lo suficiente puede desencadenar irritabilidad, problemas para relacionarse (especialmente para niños y adolescentes), depresión y ansiedad.

En ese orden de ideas, dormir el tiempo necesario es clave para prevenir los problemas derivados del descanso deficiente.

Los buenos hábitos de sueño son vitales para la salud. | Foto: Getty Images

Las siestas

Ya sea por tradición o porque se necesita reponer de alguna manera el sueño fallido, muchas personas tienen el hábito de tomar siestas durante su jornada. Sin embargo, ¿existe un tiempo límite para ellas?

Mayo Clinic, entidad sin ánimo de lucro dedicada a la práctica médica, sostiene que quienes sufren falta de sueño o buscan formas de relajarse pueden tomar una siesta. No obstante, advierte que “dormir en un mal momento del día o demasiado tiempo podría ser contraproducente”.

En primer lugar, respecto a los beneficios de tomar siestas, destacan:

  • Relajación
  • Menor fatiga
  • Estado de alerta más intenso
  • Mejora del humor
  • Mejor desempeño, con un tiempo de reacción más rápido y una memoria más aguda

Pero tomar siestas no es una práctica universal. Mayo Clinic puntualiza que algunas personas, simplemente, no pueden dormir durante el día o tienen problemas para dormir en lugares que no sean sus propias camas.

El riesgo radica en que las siestas también pueden tener efectos negativos, tales como:

  • Inercia del sueño: Es posible que el sujeto se siente aturdido y desorientado después de despertarte de una siesta.
  • Problemas de sueño durante la noche: En la mayoría de los casos, las siestas cortas generalmente no afectan la calidad del sueño durante la noche. Pero si la persona ya cuenta con antecedentes de insomnio o mala calidad del sueño en la noche, dormir la siesta podría empeorar tales problemas.

“Las siestas largas o frecuentes pueden interferir con el sueño nocturno”, agrega la fuente consultada.

Tomar una siesta ayuda a reponer el descanso. | Foto: Getty Images/Image Source

¿Cuánto debe durar la siesta?

Hay quienes piensan que dormir mucho es sinónimo de un buen descanso y, por ende, una buena salud. Sin embargo, esta idea no es del todo cierta.

Para empezar, no todas las personas necesitan tomar siestas. Algunos casos particulares ameritan mayor atención. Generalmente, este hábito está recomendado para quienes sienten fatiga repentina o somnolencia inesperada; también para aquellos que están a punto de perder horas de sueño, por ejemplo, a causa de un turno de trabajo largo o nocturno.

En todo caso, aquellas personas que desean que las siestas planificadas hagan parte de su rutina también pueden incluirlas progresivamente.

Para aprovechar de mejor manera las siestas, Mayo Clinic comparte las siguientes recomendaciones:

  • Hacer siestas cortas: Tratar de tomar siestas de solo 10 o 20 minutos. Cuanto más tiempo pase, más probable es que el sujeto se sienta atontando después. Sin embargo, los adultos jóvenes podrían tolerar siestas más largas.
  • Crear un ambiente de descanso: Dormir en un lugar tranquilo y oscuro, con una temperatura ambiente cómoda y pocas distracciones.