Dejar de fumar ofrece la oportunidad de recuperar la capacidad pulmonar que se ha visto comprometida debido a las sustancias dañinas presentes en los cigarrillos, como el alquitrán y otros químicos perjudiciales. Aunque la forma más efectiva de garantizar que los pulmones estén limpios es llevar un estilo de vida libre de humo, existen estrategias que los exfumadores pueden utilizar para acelerar este proceso, incluyendo la incorporación de ciertos alimentos en la dieta.
El cuerpo empieza a recuperarse a partir de minutos de haber fumado el último cigarrillo
20 minutos después de abandonar el hábito
Su ritmo cardíaco y la presión sanguínea bajan.
12 horas después de abandonar el hábito
El nivel de monóxido de carbono en la sangre baja al nivel normal.
De dos semanas a tres meses después de abandonar el hábito
La circulación mejora y la función pulmonar aumenta.
De uno a nueve meses después de abandonar el hábito
De acuerdo con la American Cancer Society, “en este tiempo disminuyen la tos y la dificultad para respirar. Las estructuras parecidas a vellos pequeños que eliminan el moco de los pulmones (los cilios) empiezan a recuperar su función normal en los pulmones, lo que aumenta la capacidad para controlar las mucosidades, limpiar los pulmones y reducir el riesgo de las infecciones”.
Un año después de abandonar el hábito
El riesgo excesivo de cardiopatía coronaria se reduce a la mitad del que tiene una persona que continúa fumando. El riesgo de ataque cardíaco disminuye dramáticamente.
Cinco años después de abandonar el hábito
El riesgo de cáncer de boca, garganta, esófago y vejiga se reduce a la mitad. El riesgo de cáncer de cuello uterino se reduce al nivel de riesgo de una mujer no fumadora. El riesgo de accidentes cerebrovasculares (derrames cerebrales) puede reducirse al nivel de una persona no fumadora después de dos a cinco años.
10 años después de abandonar el hábito
Su riesgo de morir por cáncer de pulmón es aproximadamente la mitad, al de una persona que aún fuma. Disminuye el riesgo de cáncer de laringe (caja sonora de la voz) y de páncreas.
15 años después de abandonar el hábito
Dejar de fumar tiene una serie de beneficios significativos para la salud. Una vez que alguien deja de fumar, su riesgo de padecer enfermedades cardíacas disminuye considerablemente y se equipara al de una persona que nunca ha fumado. Además de este importante beneficio, dejar de fumar también reduce el riesgo de desarrollar diabetes, mejora el funcionamiento de los vasos sanguíneos y contribuye a una función cardíaca y pulmonar más saludable.
Uno de los datos más impactantes es que los fumadores suelen tener una expectativa de vida al menos 10 años menor que aquellos que no fuman. Sin embargo, “dejar de fumar antes de los 40 años puede reducir el riesgo de morir por una enfermedad relacionada con el tabaquismo, en aproximadamente un 90 %. Incluso, si alguien decide dejar de fumar a una edad más avanzada, todavía puede recuperar años de vida que, de lo contrario, se perderían si continúa con este hábito”, así lo destacó mundodeportivo.com.
En resumen, dejar de fumar no solo mejora la calidad de vida, sino que también puede prolongar significativamente la existencia de una persona.
Beneficios que se generan en el cuerpo al dejar de fumar
Dejar de fumar ofrece algunas recompensas que usted notará inmediatamente y algunas que se notarán con el paso del tiempo.
A continuación se destacan algunos otros beneficios que podría observar:
- Las comidas tienen un mejor sabor.
- Su sentido del olfato vuelve a ser normal.
- Su aliento, cabello y ropa huele mejor.
- Sus dientes y uñas dejan de tener un color amarillento.
- Puede permanecer en edificios que son lugares libres de humo sin tener que salir para poder fumar.
Dejar de fumar también detiene los efectos dañinos del tabaco en su apariencia, incluyendo arrugas prematuras de su piel, enfermedades de las encías y pérdida de dientes.