Hay opiniones divididas sobre si el agua se debe consumir antes, durante o después de las comidas. Independiente de la hora o el momento en que este líquido se consuma, lo importante es que la persona se mantenga hidratada.

Cada persona debe beber al menos un litro de agua al día para aportarle al cuerpo la cantidad de hidratación que necesita. Sin embargo, sí se deben tener en cuenta algunos aspectos de la ingesta de este líquido, con el objetivo de que no influya de manera negativa en los procesos digestivos.

De acuerdo con los expertos, no se debe beber agua justo después de terminar de comer, porque esta podría diluir los jugos gástricos que el estómago está creando para deglutir la comida.

No obstante, el instituto Mayo Clinic indica que no se ha demostrado científicamente que el agua diluya los jugos gástricos ni que interfiera en la digestión. De hecho, según los especialistas de esta institución, tomar agua durante o después de una comida en realidad ayuda a la digestión.

“El agua es esencial para una buena salud. El agua y otros líquidos ayudan a descomponer los alimentos para que el cuerpo pueda absorber los nutrientes. El agua también ablanda las heces, lo que ayuda a evitar el estreñimiento”, precisa.

Sin embargo, hay nutricionistas que aconsejan esperar entre treinta minutos y una hora para ingerir una gran cantidad de agua, luego de haber comido. “De esta manera, los jugos gástricos mantendrán su PH natural y la descomposición de la comida para su digestión será mucho más fácil para el organismo”, según el portal Crear Salud.

No al agua fría

Uno de los aspectos en que los especialistas hacen especial énfasis es que es mejor consumir agua a una temperatura normal, no muy fría, debido a que cuando el cuerpo está haciendo la digestión, reúne todo el calor posible alrededor de los órganos que la llevan a cabo. Por ello, hay personas a las que les puede dar frío cuando terminan de comer. Por tanto, si se ingiere agua muy fría se está perjudicando el desarrollo de la digestión.

“Se suele decir que beber agua fría después de las comidas puede causar una fuerte indigestión, ya que esta puede cambiar el estado de los alimentos ingeridos previamente; este cambio hace que sean más difíciles de digerir”, indica el portal Mejor con Salud.

Este sitio web argumenta que los alimentos que son grasos tienden a solidificarse al ser mezclados con agua fría, lo que dificulta el proceso de digestión. Asimismo, como requieren de más tiempo para ser procesados, pueden causar problemas de reflujo gástrico.

Tomar más agua de lo normal también puede convertirse en un problema para la digestión, pues los ácidos del estómago encargados de descomponer los alimentos se diluyen. A causa de esto, tardan más tiempo en cumplir con su función.

Consumir agua fría podría generar un efecto termogénico (acelerar el metabolismo). Sin embargo, este no es suficiente como para ser tenido en cuenta en el manejo del sobre peso o de la obesidad, según un estudio publicado en la revista The Journal of Clinical Endocrinology and Metabolism.

Por otro lado, esto también puede provocar que la persona se sienta más lenta y cansada después de haber comido, lo que evitará que realice con normalidad sus actividades en las horas posteriores.

Sin embargo, el hecho de que el agua fría cause problemas al ser ingerida con las comidas o inmediatamente después de comer, no quiere decir que el agua sea mala. Desde siempre se ha recomendado el consumo de este líquido para que el cuerpo se mantenga hidratado y pueda cumplir correctamente con sus funciones vitales.

Cada persona debe tomar al día al menos un litro de agua.

A través del consumo de agua, se mantienen los tejidos y órganos húmedos, se mejorar la circulación, a la vez que se ayuda en el proceso de eliminación de toxinas.

¿Es recomendable tomar agua mientras se come?

Otro de los mitos acerca de la ingesta de agua es que si este líquido se consume mientras la persona come ayudará a comer menos. No obstante, el hecho de beber demasiado durante las comidas no es aconsejable.

El portal Crear Salud indica que lo que no es aconsejable es beber agua mientras se tiene el alimento dentro de la boca, esto debido a que mientras la persona mastica los alimentos, en la saliva se genera una enzima llamada ptialina, la cual es una de las encargadas de regular la digestión.

La ptialina se produce en las glándulas salivares y mientras se mastica se mezcla con los alimentos, de manera que los vuelve más esponjosos ayudando así a que cuando lleguen al estómago se digieran mejor. Sin embargo, si se bebe mucha agua mientras se mastica, esta enzima no podrá mezclarse bien con dichos alimentos y la deglución de los mismos será más complicada.

La clave en el consumo del agua está entonces en no tomar demasiada, no beberla cuando se tiene el alimento en la boca y tampoco tomarla fría.