“Nunca es tarde para abandonar el consumo del tabaco”, es algo que deja en claro la Sociedad Americana contra el Cáncer. Si bien dejar de fumar es una decisión difícil de tomar, puede traer grandes beneficios para la salud, e incluso económicos.
Indica que el cuerpo “empieza a recuperarse solo unos minutos despues de haber fumado su último cigarrillo”. Tan solo 20 minutos después de abandonar el cigarrillo, el ritmo cardíaco y la presión sanguínea bajan. Luego de 12 horas sin fumar, el nivel de monóxido de carbono en sangre baja al nivel normal. Entre tanto, de dos semanas a tres meses después de abandonar el cigarrillo “la circulación mejora y la función pulmonar aumenta”.
Conforme pasa el tiempo, las mejoras en la salud se van notando aún más y se reducen en mayor medida los riesgos de sufrir distintas enfermedades adyacentes y diversos tipos de cáncer, como: laringe, esófago, boca, pulmón, colon e hígado, entre otros. El tabaco suele ser el causante principal de los cánceres en mención. En lo que refiere a los beneficios económicos, la entidad estadounidense enfatiza que al dejar de fumar, la persona “enseguida se ahorrará el dinero que gasta en tabaco”, siendo un alivio para el bolsillo.
En palabras de la entidad, estos son otros beneficios: las comidas tienen un mejor sabor; el sentido del olfato vuelve a ser normal; el aliento, cabello y ropa huelen mejor; los dientes y uñas dejan de tener un color amarillento; las actividades que la persona usualmente realiza le dejan con menos dificultad para respirar; se puede permanecer en edificios que son lugares libres de humo sin tener que salir para poder fumar.
Ya se dijo que no es una decisión fácil de tomar, pero tampoco es imposible. La ciencia recomienda hacerlo bajo la guía de un especialista, esto con el fin de conocer cómo es el proceso para abandonar este hábito, el cual puede incluir episodios de abstinencia, recaídas y más allá de que se experimenten o no, la clave está en saber cómo superarlos.
“Cuando usted comienza a dejar de fumar, su cuerpo pasa por un síndrome de abstinencia de nicotina. Puede sentirse cansado, temperamental y tener dolores de cabeza”, anota MedlinePlus, un servicio de información en línea provisto por la Biblioteca Nacional de Medicina de los Estados Unidos. Explica que ciertos lugares y actividades pueden desatar la ansiedad después de haber dejado de fumar. Por ejemplo, si la persona solía fumar luego de comer, o al hablar por teléfono, “estas cosas pueden hacer que desee un cigarrillo”, dice.
La ansiedad que genere esta decisión puede variar según el individuo, sin embargo, la entidad reseña que los “primeros tres días probablemente serán los peores”. Así, la ansiedad puede perdurar durante algunas semanas y, entre más tiempo pase, la intensidad debe bajar.
La Sociedad Americana contra el Cáncer explica que cuando una persona que está en ese proceso ve a otras personas que fuman o “cuando está en la presencia de incitantes, es posible que sienta ansias de tener nicotina en su cuerpo. Dichas ansias son reales y no producto de su imaginación. Al mismo tiempo, quizás su estado de ánimo cambie, y quizás su ritmo cardíaco y presión arterial suban”.
En ese sentido, estas son algunas sugerencias que hace la entidad para superar la ansiedad de fumar:
- Recordar que las ansias pasarán.
- La persona debe evitar situaciones y actividades que solía asociar con fumar tabaco.
- Como sustituto de fumar, se puede intentar mascar zanahorias, encurtidos, manzanas, apio, goma de mascar sin azúcar o caramelos duros. Es posible que al mantener la boca ocupada se neutralice la necesidad psicológica de fumar.
- También se puede probar con este ejercicio: inhalar hondo por la nariz y exhalar lentamente por la boca. Se repite 10 veces.