La glucosa es el azúcar principal que se encuentra en la sangre, proviene de los alimentos que se consumen y es la principal fuente de energía, de acuerdo con Medline Plus, la Biblioteca Nacional de Estados Unidos.

Junto con la grasa, la glucosa es una de las fuentes de combustible preferidas del cuerpo en forma de carbohidratos. Las personas obtienen la glucosa del pan, frutas, vegetales y productos lácteos. Estos alimentos son necesarios para crear energía en el organismo que ayuda a mantener activas las personas, indica Healthline.

Además, los jugos naturales y artificiales, los caramelos y el azúcar son algunos de los productos que, según el portal especializado Doctoralia promueven la rápida absorción de glucosa en el intestino, pues sus componentes no contienen grasa o proteína y por lo tanto “no retrasan el vaciado gástrico”.

Este tipo de alimentos llega a la sangre, completamente, en alrededor de 15 minutos y si se combinan con componentes balanceados como carbohidratos, verduras o frutas, la glucosa puede tardar en llegar a la sangre en más o menos media hora.

Aunque la glucosa es importante, es mejor consumirla de manera moderada. Los niveles de glucosa que no son saludables o están fuera de control pueden tener efectos permanentes y graves en la salud de las personas.

Es importante acudir al médico si se presentan complicaciones gástricas o si se perciben problemas relacionados a la glucosa, así, se recibirá orientación nutricional como parte de un tratamiento específico dependiendo el tipo de afección que se encuentre.

Niveles de glucosa en la sangre

Al producirse con la digestión de los alimentos, los niveles de glucosa en la sangre, a los que clínicamente se denomina glucemia, varían a lo largo del día, oscilando entre concentraciones de 70 y 145 miligramos por decilitro de sangre.

Por la mañana, en ayunas, son más bajos y se elevan después de cada comida (glucemia postpandrial) y vuelven a descender dos horas después, explican especialistas de Sanitas.

Lo recomendable es que la glucemia se mida al levantarse por la mañana, antes del desayuno, y se considera normal si los niveles de glucosa se sitúan entre los 70 y 100 mg/dl en ayunas, y en menos de 140 mg/dl dos horas después de cada comida.

Según los expertos, cuando el metabolismo de la insulina no funciona correctamente, las células de los tejidos dejan de asimilar de manera adecuada la glucosa y esta se acumula en la sangre. Por lo que la voz de alarma debe saltar cuando los niveles de glucosa en la sangre, estando en ayunas, se sitúan entre 100 y 125 mg/dl y después de comer entre los 140 y los 199 mg/dl.

Por otro lado, y de acuerdo con la experta en Endocrinología de Mayo Clinic, Sara Carlson, los niveles de glucosa en la sangre varían por diversos factores entre los que se incluyen los alimentos, la actividad física y algunos medicamentos. A esto se añade alguna enfermedad, una lesión, cirugía, estrés, menstruación y menopausia.

Por ello, Carlson señala la importancia de los controles periódicos del nivel de glucosa en la sangre. Pues de esta forma se revelarán los patrones existentes que ayudarán a que las personas y médicos puedan controlar y analizar la circunstancia de cada persona, en especial si esta sufre de diabetes.