Si bien el alcohol es un acompañamiento infaltable en ciertas comidas o es un agregado para las reuniones especiales, hay que tener cuidado con la cantidad que se consume. De lo contrario, los efectos dañinos harán acto de presencia en el organismo.

MedlinePlus señala que la ingesta de alcohol diario tiene efectos negativos en la salud de las personas. Además de afectar la capacidad de razonamiento y juicio, dificulta el control de la presión arterial alta, en caso de tenerla, y en las mujeres embarazadas puede provocar daños al bebé. Igualmente, otras consecuencias del consumo excesivo son: daño neuronal, sangrado estomacal, inflamación en el páncreas, cirrosis en el hígado, desnutrición, cáncer, problemas cardíacos, ansiedad, diabetes y depresión.

A partir de ello, regular el consumo es vital para no padecer enfermedades ni complicaciones de índole médico. El alcohol no debe estar estigmatizado ni mucho menos, debido a que consumirlo esporádicamente no es de gravedad. La clave es ser consciente que no es conveniente transformar ese gusto en una dependencia.

El hígado es el órgano más comprometido por el alcoholismo. | Foto: Getty Images

En ese orden de ideas, el informe “Proteger a la próxima generación de europeos contra las complicaciones de la enfermedad hepática y la mortalidad prematura”, realizado por la Asociación Europea de Estudio del Hígado (EASL), centró sus estudios para establecer el tiempo recomendado para consumir alcohol, buscando que las personas no se excedan en los parámetros y así no peligrar su salud. Igualmente, analizaron el período en el cual se debe evitar la más mínima gota si se cuenta con complicaciones en el hígado.

Como punto de partida hay que tener en cuenta que el hígado es el órgano responsable de eliminar las sustancias nocivas del organismo. Su tamaño es grande, dado que cumple diferentes funciones al mismo tiempo, incluyendo la digestión, secreción de bilis, almacenamiento de nutrientes y síntesis de proteínas, enzimas y glucosa. Dada la importancia que tiene, cuando una persona entra en un estado de alcoholismo, pone en vilo el estado de este órgano esencial, deteriorando los tejidos que los competen e impidiendo que funcione con normalidad.

Reducir el consumo de alcohol ayudará a mejorar la digestión, debido a que el hígado se estará restaurando naturalmente. | Foto: Libre de derechos

El detonante para empezar a experimentar los efectos negativos, según los expertos, es al momento de consumir más de cinco unidades de alcohol seguidas. Es decir, durar una semana completa consumiendo licor y manteniendo esa rutina en el tiempo posterior. En el caso de las personas que son alcohólicas, la recomendación para acabar ese mal hábito es iniciar con estar tres días absteniéndose de consumir.

A medida que se conserve ese hábito positivo, naturalmente el organismo será testigo de los efectos favorables. El informe indica que aproximadamente el consumo de alcohol al extremo acaba con la vida de tres millones de personas alrededor del mundo, debido a que es el principal factor de riesgo para enfermedades no transmisibles.

Cada tipo de bebida proporciona un grado diferente de alcohol.

Reducir la ingesta será gratificante para el hígado, por el hecho que este órgano absorbe el 90 % de los alimentos. Restaurar su estado natural permite que tenga los tejidos sanos, eliminando las grietas consecuentes al licor y estimulando los procesos fisiológicos. En el mejor de los casos, siguiendo el consejo de la reducción, el consumo de alcohol puede llegar a cero cuanto menos se espere.

Una unidad de alcohol es una medida del volumen de alcohol puro que contiene una bebida alcohólica: una copa de vino llena equivale a tres unidades y una cerveza de 333 mililitros (una lata), son 1,5. Estas cifras sirven para tener en cuenta qué tan dañino es el licor si no se controla su ingesta.