El colesterol es uno de los tantos tipos de grasa más importantes que se encuentra en el organismo, debido a que produce las hormonas, vitamina D y sustancias que ayuden a digerir los alimentos en el cuerpo.
Según el instituto de investigación Mayo Clinic el colesterol no genera complicaciones cuando sus niveles se mantienen en un límite indicado. Sin embargo, cuando esta sustancia se incrementa en la sangre, puede causar complicaciones de salud. Además, los niveles altos de colesterol aumentan el riesgo de sufrir enfermedades y ataques cardíacos.
Asimismo, el Instituto Nacional del Corazón, los Pulmones y la Sangre, de Estados Unidos, especifica que si el colesterol empieza a generar complicaciones de salud, esto normalmente obedece a hábitos de vida poco saludables, como una alimentación rica en grasas o productos procesados, en combinación con los genes que se heredan de los padres.
Es por eso que uno de los alimentos que es bastante recomendado para cuando se tiene el colesterol alto, es el huevo. En ese sentido, el portal Colesterol familiar asegura que se debe comer de 3 a 4 huevos enteros. Sin embargo, antes de llevar a cabo un cambio en la dieta, la mejor opción es consultar a un profesional de la salud.
El huevo es uno de los alimentos que tienen mayor poder nutritivo con respecto a muchos de los otros alimentos que se ingieren diariamente. Se caracteriza por ser rico en proteínas de alto valor biológico y con un componente ideal de aminoácidos.
Además, el contenido de ácidos grasos monoinsaturados y ácidos grasos poliinsaturados supera ampliamente al de grasa saturada. Contiene también ácidos grasos Omega-3, que han demostrado efectos beneficiosos sobre la salud.
También, el huevo contiene una gran cantidad de minerales como la vitamina A, vitamina E, riboflavina, niacina, ácido fólico, vitamina B12, biotina, ácido pantoténico, fósforo, hierro, cinc y selenio.
Alimentos saludables
Los cambios en los alimentos que se consumen son determinantes y por ello se deben eliminar las grasas saturadas, que se encuentran principalmente en las carnes rojas y los productos lácteos enteros. “Disminuir la ingesta de grasas saturadas puede reducir el colesterol de lipoproteínas de baja densidad (LDL), el colesterol “malo””, asegura Mayo Clinic.
De igual forma, se deben evitar las grasas trans que son utilizadas en margarinas, galletas y pasteles, pues tienen a incrementar los niveles de colesterol general.
A cambio, se debe aumenta el consumo de alimentos ricos en ácidos grasos omega-3, que si bien no impactan el colesterol de forma directa, tienen otros beneficios para la salud del corazón, entre ellos la disminución de la presión arterial. Los alimentos con ácidos grasos omega-3 incluyen el salmón, la caballa, el arenque, las nueces y las semillas de lino.
El portal Healthline indica que tanto las semillas de lino como el aceite de estas semillas contienen altos niveles de ácido alfalinolénico. Este es un ácido graso omega-3 que puede ayudar a reducir el riesgo de enfermedad cardíaca. Asegura que algunos estudios sugieren que las preparaciones con esta semilla pueden ayudar a reducir el colesterol, particularmente entre personas con niveles altos de esta sustancia y en mujeres menopáusicas.
También es clave aumentar el consumo de fibra soluble, la cual puede reducir la absorción del colesterol en el torrente sanguíneo. La fibra soluble se encuentra en alimentos tales como avena, frijoles, coles de Bruselas, manzanas y peras. De igual forma, es favorable añadir proteína de suero de leche, que se encuentra en los productos lácteos.
Otros hábitos claves
Además de los cambios en la dieta, el ejercicio es clave y puede ayudar a mejorar los niveles de colesterol. La actividad física moderada puede aumentar las lipoproteínas de alta densidad (colesterol HDL), conocido como el colesterol “bueno”. Lo ideal es realizar al menos 30 minutos de ejercicio diario, cinco veces a la semana.
Otro hábito que se debe cambiar es el cigarrillo. Si las personas fuman, lo ideal es que dejen de hacerlo, pues según los expertos de Mayo Clinic, los efectos se verán rápidamente. Por ejemplo, a los 20 minutos de haber dejado de fumar, la presión arterial y la frecuencia cardíaca se recuperan del pico inducido por el cigarrillo; a los tres meses de dejar el tabaco, la circulación sanguínea y la función pulmonar comienzan a mejorar y un año después el riesgo de padecer una enfermedad cardíaca es la mitad que el de un fumador.