El ejercicio es una de las prácticas más recomendadas para mantener la salud. De hecho, la Organización Mundial de la Salud recomienda hacer de la actividad física un hábito con el que el cuerpo recibe energía y estabilidad para el día a día.
Para los expertos, realizar ejercicio no significa tener que ir a un gimnasio y perdurar horas levantando pesas, sino que se trata de moverse constantemente y llevar a cabo acciones básicas, pero necesarias, como caminar, trotar, saltar a la cuerda, entre otras.
En ese sentido, moverse tiene vínculo con la calidad de vida y una investigación de la Universidad de Sidney logró mostrar que con pocos minutos de ejercicio físico al día, la esperanza de continuar viviendo es más próspera.
De acuerdo con recopilaciones de la revista estadounidense Menshealth, los especialistas australianos se pusieron la tarea de medir a detalle “un estilo de vida con una actividad física vigorosa intermitente” (Vilpa, por sus siglas en inglés), para aquellas personas que, por diversas razones, no entrenan o realizan deportes.
Para dar con los resultados, se necesitó recurrir a una base de datos con más de 60.000 personas y se hizo una comparación de aquellos que seguían un parámetro de entrenamiento y ejercicio físico constante, con quienes no realizaban este tipo de exigencias. De la muestra, casi 25.000 estuvieron en el segundo grupo.
Asimismo, para nutrir el caso, también se necesitó la ayuda de 100.000 individuos que se adjuntaron a la prueba, pero estos tuvieron un monitoreo con pulseras y relojes.
Así las cosas, por sorprenderte que sea, lo primero que determinaron los investigadores es que entre el grupo de personas que no realizaban deporte o entrenamiento, hubo un perfil con reducido riesgo de muerte prematura por enfermedades cardiovasculares o cáncer.
Por lo tanto, el gremio científico quiso abordar a grandes rasgos para dar con una respuesta más elaborada. En una publicación de Nature Medicine los estudiosos determinaron que las personas que viven más, sin tener que ser un deportista o ir al gimnasio, son las que realizan actividad física intermitente vigorosa.
De acuerdo con la investigación, estos sujetos son aquellos que corren detrás de un medio de transporte para alcanzarlo y no perderlo, suben las escaleras corriendo, juegan con sus hijos y se afanan para no llegar tarde a una cita. Lo más despampanante es que con uno o tres minutos de estos ejercicios, ingresan al grupo de los que más y mejor vida tienen.
“Nuestro estudio muestra que los beneficios similares al Hiit (entrenamiento de alta intensidad a intervalos) pueden conseguirse aumentando la intensidad de actividades incidentales como parte de la vida cotidiana; y que cuanto mayor sea, será mejor”, consignó la investigación australiana.
Por su parte, Emmanuel Stamatakis, catedrático de Actividad Física, Estilo de Vida y Salud de la Población en el Centro Charles Perkins de la Universidad de Sídney, dijo que lo interesante de este descubrimiento es que hay opciones que pueden ser de beneficio puntual para hombres y mujeres. En especial, para quienes que por sus obligaciones, edad y otros factores no pueden realizar deportes o ir a un gimnasio.
“Unos pocos episodios muy breves que totalizan de tres a cuatro minutos al día podrían suponer un largo trecho, y hay muchas actividades cotidianas que se pueden ajustar para aumentar el ritmo cardíaco durante un minuto más o menos. No se necesita un compromiso, ni preparación, ni apuntarse a un gimnasio, ni habilidades especiales. Simplemente, se necesita aumentar el ritmo mientras se camina o hacer las tareas del hogar con un poco más de energía”, aconsejó el experto.