Una de las complicaciones que afecta en gran medida al sistema digestivo es la infección por parásitos. Agregando unos cuantos alimentos a la dieta, es posible eliminarlos fácilmente y sentir alivio en poco tiempo.

Los parásitos intestinales son uno de los peores enemigos para la digestión, debido a que pueden ser el punto de partida del desarrollo de una enfermedad de gravedad. Adicionalmente, su ingreso al organismo puede presentarse de forma sencilla, lo cual implica que nadie esté exento de padecer esta situación.

Con base a la información de MSD Manual, la definición de parásitos son “microorganismos que viven dentro de otro organismo, por lo que también son nombrados como huéspedes”. En su interior toma ventaja de los diferentes nutrientes que ingresan en el organismo mayor, lo cual termina siendo una alimentación indirecta que repercute en la formación de otros microbios.

Los parásitos intestinales pueden generar síntomas como diarrea, estreñimiento y cambio de color en las heces. | Foto: Getty Images

En la actualidad hay distinción de dos tipos de parásitos. Por un lado, están los protozoos, los cuales parten de una única célula que puede multiplicarse dentro del intestino. Los segundos son los gusanos, que no son más que aquellos parásitos que producen huevos o larvas capaces de desarrollarse en ambientes complicados. Ambos son una infección para las personas que, si no son tratadas con anticipación, pueden ser más graves de lo esperado.

Los parásitos suelen ingresar al organismo por medio de dos canales: boca y piel. Respecto a los primeros, se sabe que provienen de la comida u otras cosas que se dispongan en esa cavidad. Con ayuda de la saliva, pueden llegar hasta el tracto digestivo y así tener vía libre hasta alcanzar el intestino.

Por otro lado, algunos microorganismos entran por el contacto de la piel. La forma más común es gracias a la picadura de algún insecto, quienes son portadores de bacterias y parásitos. Hay una tercera forma, aunque menos común que las dos anteriores, y es mediante procedimientos médicos, tales como transfusiones de sangre o trasplante de órganos.

La comida en mal estado es responsable del desarrollo de parásitos. | Foto: Getty Images

Los microorganismos aparecen en ambientes húmedos, por lo que la boca y piel son entornos viables para su reproducción. La infección puede provenir de diferentes lados, como lo pueden ser alimentos mal lavados, en estado negativo, bebidas contaminadas o agua sucia. Al mínimo contacto con estos productos, el organismo estará en riesgo por su ingreso.

Sin importar la causa de la infección, a partir de la alimentación saludable se pueden combatir a los parásitos. Mejor con Salud recopila los cuatro productos que ayudan a eliminar los microorganismos en gran medida.

Las semillas de calabaza aportan a la eliminación de parásitos. | Foto: Getty Images

En primer lugar, están las semillas de calabaza. Los expertos apuntan a que son los antiparásitos más efectivos de la naturaleza, por el hecho que aportan grandes cantidades de vitamina A, ácido linoleico, hierro y zinc. Conjuntamente, estos nutrientes ofrecen una acción alcaloidea, permitiendo la paralización de los microorganismos y desprenderlos por la pared intestinal hasta su evacuación.

Por otro lado, se destacan los ajos, debido a que su composición azufrada permite destruir y eliminar la estructura de los gusanos para limpiar el tubo digestivo. Al mismo tiempo, su ingesta contribuye en fortalecer el sistema inmunitario ante otras bacterias.

Las frutas cumplen un rol fundamental, por lo que es imposible no mencionar a la papaya. La ingesta balanceada de este alimento le permite al cuerpo tener características antiparasitarias, antibióticas y antiinflamatorias. Los tres beneficios reconstruyen la flora bacteriana y promueven la expulsión de los gusanos a través de los desechos.

El coco también es importante, debido a que cuenta con la particularidad de concentrar cantidades relevantes de compuestos antiparasitarios. Al ser absorbidos por los tejidos internos, se construye un ambiente hostil no ameno para los parásitos, impidiendo su reproducción y obligándolos a liberarse.