A menudo, las personas no establecen conscientemente la relación que existe entre una buena alimentación y la posibilidad de tener una vida más saludable, libre de enfermedades y con una expectativa de permanecer más años en este mundo.
Sin embargo, ello es lo más real en la vida de cualquiera y nunca está de más adoptar las costumbres que permitan aprovechar mejor las bondades de cada grupo nutricional.
Una buena manera de comenzar a darle cada vez más importancia a la nutrición es acostumbrarse a incluir en la dieta diaria o semanal una serie de alimentos que sobresalen por su riqueza de nutrientes y el modo en que contribuyen al buen estado del sistema cardiovascular, que constituye una de las grandes preocupaciones de personas de todo el mundo.
Frutos secos
Nueces, almendras y maní, entre otros, son ricos en zinc, selenio y vitamina E, que actúan como antioxidantes, los cuales ayudan a mantener sanas las células del cerebro.
Ello significa que son buenos para mantener la agudeza de la concentración y el aprendizaje.
Así mismo, su consumo ayuda a prevenir enfermedades como el mal de Alzheimer y la demencia senil.
Como ayudan a dar una sensación de saciedad, estos productos ayudan a mantener a raya el peso, lo cual, a su vez, es una condición favorable para mantenerse a salvo de afecciones del sistema cardiovascular.
A la pregunta de las cantidades apropiadas para aprovechar estos alimentos, los especialistas les recomiendan a los adultos comer entre cuatro y seis porciones de frutos secos sin sal a la semana, de acuerdo con la web de la Clínica Mayo.
En cuanto a los niños, las porciones varían de acuerdo con la edad del menor. Para ello, lo más adecuado es preguntarle al pediatra.
Una porción equivale a un puñado pequeño (1,5 onzas o 43 gramos) de frutos secos enteros o dos cucharadas de mantequilla de frutos secos.
Este portal también afirma que es mejor consumir frutos secos crudos o tostados en seco, en lugar de cocidos en aceite.
Son ricos en proteínas, lo cual ayuda al buen mantenimiento de los músculos y los huesos.
Aceite de oliva
Es quizá el rey de la dieta mediterránea, avalada por la ciencia como la más saludable del mundo.
Su labor no es solo mejorar el sabor de las comidas, sino que cumple un rol en la prevención de enfermedades.
Ello, gracias a sus polifenoles, que son antioxidantes y antiinflamatorios, que ayudan a alejar la posibilidad de desarrollar cáncer.
Algunas investigaciones han concluido que el aceite de oliva coadyuva en el nacimiento de neuronas.
Se sabe también que eleva los niveles de colesterol HDL (bueno), al tiempo que baja el colesterol LDL-c (colesterol malo).
Los pacientes con hipertensión arterial deberían hacerse muy amigas de este aceite, lo mismo que aquellos que quieren prevenir la aparición de trombosis y de diabetes.
La Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA), de Estados Unidos, y la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria aconsejan ingerir unos 20 gramos o dos cucharadas de aceite de oliva virgen extra al día.
Frutos rojos
De este grupo hacen parte las fresas, la uva morada, las moras, los arándanos y otros, ricos en vitamina C, licopeno, antocianinas y resveratrol, los cuales también son antioxidantes.
Estos componentes combaten el exceso de radicales libres y fortalecen el sistema inmunológico, por lo cual defienden al cuerpo de los resfriados, el cáncer y el envejecimiento prematuro.
El sistema digestivo también se ve beneficiado con estas frutas, dado que su alto contenido en fibra contribuye al buen funcionamiento del intestino.
Igualmente, comerlos produce pronto sensación de estar lleno, lo que es un buen truco para aquellos que desean cuidar su peso.
Las legumbres
Fríjoles, lentejas, arvejas, garbanzos, entre otros, son muy apreciados por gran parte de la población porque son sencillos de preparar y apetitosos. También contienen antioxidantes como los flavonoides y las saponinas, además de minerales.
El sitio de la Clínica Mayo afirma que las legumbres son buenas a bajar los niveles de colesterol, triglicéridos y azúcar en la sangre.
No hay que olvidar que si se mantienen en control estas sustancias, se previenen los males del corazón y el cáncer, entre otras.