Los desajustes hormonales suelen ser habituales durante las diferentes etapas de la vida, por lo que una correcta alimentación permite que los niveles de estrógenos no se vean afectados por aquellos cambios.
Los estrógenos son un grupo de hormonas con una función importante para el desarrollo sexual y reproductivo de la mujer. En ciertas situaciones es necesario aumentar la presencia de determinados alimentos en la dieta, para que los problemas de salud estén descartados.
Expertos del John Hopkins afirman que los estrógenos se encargan, entre sus varias funciones, de sintetizar los ovarios, glándulas suprarrenales y células grasas. Su función principal es la regulación del ciclo menstrual, el desarrollo de los órganos sexuales femeninos y la aparición de vello público y axilar.
Al interior del organismo, estas hormonas son transportadas por los conductos sanguíneos, por lo que están conectados con los órganos y tejidos del cuerpo. Por tal motivo, si hay alguna afectación en los estrógenos, el organismo puede verse arriesgado, no solo en materia sexual sino en su funcionamiento general.
Aparte de los propósitos mencionados anteriormente, Barna Clinic apunta que estas hormonas cumplen otras funciones: Regulan los niveles de colesterol en la sangre, fortalecen la salud ósea y colaboran en la formación de colágeno. En ese orden de ideas, mantenerlos en un nivel adecuado es fundamental para el organismo, debido a que la falta o exceso de estas conlleva a enfermedades crónicas y/o agudas.
Frente a las complicaciones, la revista científica Biomedical and Phamarcotheraphy describe que son las siguientes:
- La caída de niveles de estrógenos que llega con la edad, puede repercutir en pérdida de masa ósea, degeneración muscular o desequilibrios en la glucosa y los lípidos en sangre.
- Un exceso de ellos se relaciona con problemas como el ovario poliquístico, la infertilidad y el cáncer de mama y ovario.
Una manera de mantenerlos en equilibrio es mediante la alimentación balanceada. Por lo cual, la revista Nutrients recomienda una serie productos que, sí o sí, deben estar en la dieta.
En primer lugar, se mencionan a los vegetales, los cuales cuentan con altas cantidades de fitoestrógenos, un compuesto necesario para equilibrar el comportamiento hormonal. No obstante, hay que tener en cuenta variables como la edad, sexo, fisiología y calidad de salud para comerlos en más o menos proporciones. Se recomienda acudir ante un especialista de salud para tener claridad en la cantidad necesaria de consumo.
Los frutos secos, tales como los dátiles, ciruelas o albaricoques, también le aportan a la salud hormonal. Estos cuentan con cantidades positivas de carbohidratos, fibra y vitaminas, las cuales son vitales para no alterar los estrógenos.
El tercer alimento sugerido es la linaza. Pequeñas semillas de lino hacen la diferencia en el organismo, además de ser fácil de incorporar en el día a día. Trends in Food Science and Technology señala que tan solo bastará añadir una cucharada de este producto en un yogur, batido de frutas, crema de verduras o en porciones de avena.
Dentro del gran grupo que forman los fitoestrógenos, se pueden resaltar tres de ellos: los cumestanos, los lignanos y las isoflavonas. Bajo esa premisa, los fríjoles cumplen una función esencial, debido a que cuentan con altos niveles de los tres elementos mencionados.
Asimismo, existen otras legumbres que se pueden contar entre los alimentos que mejoran los niveles de estrógenos: las judías rojas y blancas, los garbanzos o las judías mungo. En ellas se encuentran no solo cumestanos, sino también isoflavonas. Aparte de esto, todas ellas son una buena fuente proteica. Es por eso que introducir legumbres en la dieta y en sustitución de la carne, puede reportar beneficios extra en este sentido.
Es útil mencionar que seguir una dieta como las llamadas «occidentales» se ha relacionado con una peor salud hormonal. Así lo apuntan diferentes fuentes, entre ellas la revista Biochimica and Biophysica Acta. Por lo tanto, conformar una dieta que incluya frijoles no es una mala idea.