En el marco de la conmemoración del Día Internacional para poner Fin al Castigo Físico y Humillante, que tiene lugar cada 30 de abril, la Sociedad Colombiana de Pediatría (SCP) invitó a las familias colombianas a apoyar esta iniciativa, así como a preservar la salud física y emocional de los menores de edad.
De acuerdo con la SCP, esta conmemoración tiene como fin invitar a entidades y ciudadanos a abogar para proteger a niños, niñas y adolescentes (NNA) de las formas violentas de castigo, presentes sobre todo en Latinoamérica.
La asociación detalla que la Alianza Global para Poner Fin a la Violencia contra los Niños es una entidad mundial creada en julio de 2016 por el Secretario General de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), que se centra únicamente en el Objetivo de Desarrollo Sostenible 16.2 (para el año 2030), que es poner fin a todas las formas de violencia infantil.
Asimismo, la Alianza hace un llamado urgente a la acción para mantener a los menores a salvo de hechos violentos, convocando a diferentes asociaciones, gobiernos e instituciones religiosas y educativas, y comunidades a “crear conciencia, generar compromisos con liderazgo, establecer un estándar de prevención, movilizar nuevos recursos y promover soluciones, creando respuestas integradas que mejoren la vida de los niños y jóvenes”, dice la SCP en su portal web.
Los castigos de tipo físico son, según la sociedad, la forma más común de violencia contra los niños, niñas y adolescentes, y suelen darse en sus hogares, por parte de los padres, madres, cuidadores y familiares cercanos.
“A nivel mundial, cuatro de cada cinco niños entre dos y 14 años son sometidos a formas violentas de disciplina en sus hogares”, reseña la la SCP.
SEMANA consultó a la psicóloga Johanna Rueda, especializada en terapia familiar, quien dice que las consecuencias de una agresión física por parte de padre o cuidadores va mucho más allá del momento puntual y repercute en el relacionamiento de una persona consigo misma y los demás.
“En los primeros años de vida se construyen unas bases para el desarrollo de la identidad, la autoestima y todo lo que estructura al ser humano. Tú empiezas a conectarte contigo mismo, con tu propio cuerpo, a partir de cómo el otro lo hace y cómo es el trato de los adultos que están a tu alrededor. Y así mismo tú te vinculas con tu cuerpo, lo vas reconociendo, y de esa manera te vas conectando con el otro”, afirma Rueda.
“Cuando tú te vinculas con tus padres desde el castigo físico, eso tiene una repercusión en la idea que tienes tú sobre ti mismo, sobre la forma brusca o gentil con la que le permites a los demás tocar tu cuerpo o no”, agrega.
Según la experta, cuando los padres utilizan el castigo físico lo hacen invalidando las emociones que el niño o niña está experimentando en ese momento: “Además de que lo estás maltratando físicamente, emocionalmente no le estás ayudando a que empiece en toda esa elaboración para el desarrollo adecuado de sus emociones, el reconocimiento y la validez de las mismas”.
“Entonces, el niño está enojado, triste, molesto, y la respuesta -en vez de validar la emoción- es la agresión. Esto puede dar una idea de las dificultades que puede generarle en edades más avanzadas a una persona el no poder manejar sus emociones o no haber tenido ese reconocimiento de las mismas a través de un otro”, puntualiza Rueda.
Según la SCP, estos actos violentos tienen lugar en todos los países y todos los entornos, tanto hogar como escuela e internet, y afectan la salud, educación y desarrollo integral de los niños, niñas y adolescentes.
“A pesar de esto, solo el 14 % de todos los NNA en el mundo están completamente protegidos por la ley”, asevera la asociación, que también hace énfasis en que la pandemia por la covid-19 expuso a los niños a un riesgo aún mayor de violencia, explotación y abuso.
Pese a la evidencia que hay sobre las pésimas consecuencias del castigo físico, para la SCP esta práctica es aceptada y normalizada, pero no es realmente normal, y hay que abandonarla.
Para la psicóloga Rueda, es primordial en la lucha contra la violencia hacia los NNA que los padres o cuidadores sean coherentes con sus advertencias en la crianza, y así eviten desquitar sus propias emociones en los más pequeños: “El cuidador debe ser coherente en su actuar. Si yo le digo al niño o a la niña que lo voy a castigar o reprender de alguna manera, yo tengo que ser consecuente con mi palabra e inmediatamente hacer lo que dije”.
“Pero los padres o cuidadores suelen no cumplir su palabra en el momento y la conducta inapropiada de los menores continúa, entonces, cuando estos van a ejercer su autoridad lo hacen desde el enojo o la ira porque el pequeño no les hizo caso. Es en este momento donde se acude a la agresión física y es más desde su propia frustración que desde un aprendizaje que vaya a tener el o la menor”, acota la experta.
“Es importante que los papás se revisen a sí mismos, porque hay muchos padres que tienen la costumbre de decir que no van a repetir con sus hijos lo que hicieron con ellos, y cuando se paran desde ese discurso, muchas veces lo hacen desde sus propias heridas y carencias de la infancia. Y en la mayoría de los casos, de una u otra forma, terminan cayendo en comportamientos que sí son dañinos para los menores”, finaliza.
La SCP también destacó que, en el marco de la Alianza Nacional contra la Violencia hacia Niños, Niñas y Adolescentes, en Colombia, el Presidente de la República sancionó la Ley 2089 de 2021, por la cual se prohíbe el uso del castigo físico, los tratos crueles, humillantes o degradantes, y cualquier tipo de violencia como método de corrección contra los NNA.
Asimismo, detalló que se estableció la Estrategia Nacional Pedagógica y de Prevención, en la cual se proponen acciones pedagógicas, de salud mental, tratamiento psicológico y manejo psicoemocional, como también la creación de centros de formación y recursos o herramientas para educar, orientar y disciplinar sin violencia.