Si bien es cierto que cualquier dieta saludable requiere una buena ingesta de frutas y verduras, también lo es que algunas de ellas deben consumirse de cierta manera, en horarios específicos y en cantidades concretas, pues el abuso de ellas puede tener un efecto secundario sobre el organismo.

El hígado es uno de los órganos que está más expuesto a resultar afectado, pues el alto índice de fructosa presente en estos alimentos puede resultar perjudicial y termina por alterar su buen funcionamiento.

Además, el alto consumo de grasas trans, bebidas alcohólicas, alimentos con demasiada azúcar, comidas ultraprocesadas y el tabaco o el cigarrillo, pueden terminar empeorando las condiciones de este órgano que es fundamental para el organismo.

Las frutas y las verduras son esenciales para una alimentación balanceada y para el cuidado del hígado. | Foto: Getty Images

En este sentido, desde la Fundación Americana del Hígado, se han realizado diferentes análisis que apoyan la indicación de consumir algunas frutas con moderación para evitar afectaciones de salud, por lo que se atreven a señalar la periodicidad y la forma como se deben agregar estos alimentos a cualquier dieta saludable.

Esta es la lista de las frutas que pueden afectar el hígado si no se consumen con moderación:

  • Banano: lo ideal es consumirlo una vez al día y en horas de la mañana.
  • Uvas y frutas deshidratadas: la recomendación apunta a que se deben consumir en su forma natural.
  • Dátiles: tienen un alto contenido de azúcar y se debe consumir con moderación.
  • Higos: son muy dulces, por lo que su consumo es recomendado de forma ocasional.
  • Cerezas: hay que ser moderado y no abusar de su consumo.
  • Mango: es una de las frutas más dulces, ya que, contiene una elevada cantidad de azúcar, razón por la que se recomienda consumirlo de manera ocasional.

Señales que no son comunes y que indicarían que el hígado está inflamado

Los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) explican que el hígado cumple con muchas funciones como, por ejemplo, eliminar desechos, producir bilis, procesar las sustancias de medicamentos, alcohol o incluso medicamentos.

Pero resulta que existen un número de enfermedades hepáticas que comparten como síntoma común la inflamación del hígado, que necesariamente debe ser atendido por un profesional de la salud.

Para contribuir a la salud de las uvas, lo mejor es consumirlas en su estado natural. | Foto: Getty Images

Por ejemplo, la Organización Panamericana de la Salud (OPS) menciona que “las hepatitis virales representan una elevada carga de enfermedad y mortalidad a nivel mundial”, es decir que, según reporta, el 78 % de los casos de cáncer primario de hígado pueden deberse a hepatitis B o C; lo mismo ocurre con la cirrosis hepática, que representa un 57 % de casos.

Cabe recordar que de acuerdo con la OPS las hepatitis A, B, C, D y E normalmente causan una infección que termina en la inflamación del hígado que podría concluir en un cáncer.

Cada una de dichas enfermedades puede desencadenar cierto tipo de síntomas, mientras que en otros casos no, por ejemplo, la organización internacional de salud asegura que el virus de la hepatitis C “puede permanecer en la sangre de una persona sin presentar síntomas, incluso hasta 20 años después hasta que produce inflamación y daño al hígado, lo que puede derivar en una hepatitis crónica, cirrosis o un cáncer de hígado”.

No obstante, afirma que tiene cura y se puede reducir el riesgo de alguna complicación sobre la salud. “Hoy en día existen medicamentos efectivos que en un lapso de tres meses el paciente puede recuperarse totalmente”, añade.

El servicio en línea de la Biblioteca Nacional de Medicina de los Estados Unidos, MedlinePlus, en uno de sus informes explica que la hepatomegalia “es el agrandamiento del hígado por encima de su tamaño normal”, que puede deberse a muchos factores, ya sea por los ya mencionados o, quizá, una insuficiencia cardíaca, anemia o parásitos.

Pero las señales que podrían advertir de una posible inflamación de hígado, según Mejor con Salud, son:

Náuseas

El Instituto Nacional del Cáncer (NCI) explica que son sensaciones o molestias “en el estómago que puede aparecer con una necesidad imperiosa de vomitar”, que aunque puede estar relacionado como síntomas de muchas enfermedades, “es un efecto secundario de algunos tipos de terapia del cáncer”, señala.

El hígado se encarga de eliminar toxinas, cuando no funciona correctamente, deja de procesar alimentos que pueden provocar vómito. | Foto: Getty Images

Por tanto, el sitio web precisa que como el hígado se encarga de eliminar toxinas, cuando no funciona correctamente, deja de procesar alimentos que pueden provocar vómito.

Heces de color blancuzco

Ciertamente, las heces son materia que el cuerpo expulsa luego de haber hecho digestión, pero según su color, es importante prestar atención y acudir con un médico. Por ejemplo, el portal menciona que cuando el hígado se encuentra en mal estado, las heces pueden tener un color blanco.

Cansancio

La Asociación Catalana de Pacientes Hepáticos (ASSCAT) explica que la fibrosis hace parte de la enfermedad hepática que se debe a la cicatrización del hígado cuando se inflama varias veces, que normalmente puede generar cansancio o debilidad que no siempre son comunes.

Además, dentro del grupo de síntomas que indicarían que el hígado está inflamado se encuentra el dolor en la parte superior del abdomen, algunos trastornos digestivos como el estreñimiento o los gases intestinales, por ejemplo; y por supuesto, el color de la orina -oscuro- porque la bilirrubina se encuentra en altos índices en la sangre y afecta los riñones generando este color.

Finalmente, es importante no omitir estas señales y acudir de inmediato con un profesional de la salud.