Son muchas las secuelas que deja el coronavirus en las personas que se han infectado, pero una de las más comunes es la llamada parosmia, que significa la pérdida o distorsión del gusto y el olfato, lo que lleva a percibir que todo huela mal.
Cada vez son más las personas que se han contagiado de coronavirus y luego de superar la enfermedad sienten olores a basura, podrido o algo descompuesto, así estén oliendo un tarro de café. ¿Por qué sucede esto? La parosmia es un enigma para los profesionales de salud, que hasta el año pasado rara vez la diagnosticaron.
En términos médicos, se define como una distorsión del sentido del olfato. A veces, se convierte en fantosmia o alucinación olfativa, que es básicamente sentir olores que no existen: ráfagas de olor a gasolina, a rancio o a putrefacto que nadie más siente.
La preocupación en estas personas es tan grande que incluso se han creado grupos de apoyo en redes sociales. Por ejemplo, la asociación AbScent -formada en 2019 en Gran Bretaña y cuya notoriedad se disparó con la pandemia- ha visto explotar el número de sus miembros en un año de 1.500 a más de 45.000 en sus distintas plataformas, según su fundadora, Chrissi Kelly.
En la página de Facebook de la asociación la pregunta que atormenta a Medina se repite como un estribillo: “¿Algún día recuperaré el gusto y el olfato?”
Con los conocimientos que existen hasta el momento, es “muy difícil predecir cómo se desarrollarán las cosas”, dice Valentina Parma, psicóloga de la Universidad de Temple en Filadelfia y miembro de un consorcio internacional de investigadores, el Global Consortium for Chemosensory Research.
Sin embargo, se sabe que una evolución de la anosmia en “parosmia”, es decir, la falsa percepción de olores, en la que se siente olor a basura al aspirar aroma de café, por ejemplo, es un buen indicador de curación a largo plazo. Esto porque las personas empiezan a recuperar el olfato pero ahora lo distorsionan, aunque con el tiempo va volviendo a la normalidad.
Hay quienes deciden ejercitarse diariamente para “sentir” varios olores diferentes, como los aceites esenciales, lo que por ahora es el único tratamiento recomendado sin reservas, dado que funciona en un 30 % de los casos después de tres a seis meses de ejercicio, dice la investigadora Parma.
Antes de la pandemia se le relacionaba con enfermedades del sistema nervioso o psiquiátricas, pero ahora es uno de los efectos secundarios de la covid y mientras los expertos buscan una cura, quienes la padecen sienten que van a enloquecer.
Se estima que 65 % de las personas que se contagian con coronavirus pierden el gusto o el olfato. Los expertos dicen que por lo menos 11 % de esos pacientes experimenta parosmia dos o tres meses después de recuperar el olfato y no está claro cuánto dura, aunque puede ser entre seis y 12 meses.
Para quienes padecen de parosmia por unos meses, la vida no vuelve a ser igual. El mal olor de los alimentos hace que pierdan el apetito y que dejen de ingerir líquidos. En muchos casos, no soportan el olor de sus seres queridos y les abruma salir a la calle, lo que los lleva a un aislamiento con riesgo de depresión.
También puede ser un peligro mortal, pues al no poder identificar el olor del humo de un incendio o un escape de gas, no pueden protegerse.
El tratamiento, por ahora, consiste en medicamentos para aliviar los síntomas y, como último recurso, cirugía para remover los receptores de la cavidad nasal. Los médicos piden paciencia, ya que las células se regeneran y los síntomas desaparecen. En la Universidad de Stanford ya iniciaron estudios con personas que padecen el mal y buscan soluciones con carácter urgente. La parosmia por covid se ha convertido en un fenómeno en las redes sociales.