El rostro es una de las partes del cuerpo que mayoritariamente se encuentra expuesta al ambiente y los materiales que se esparcen en el aire. Por eso, más allá de ser un tema estético, mantener la cara en óptimas condiciones es sinónimo de salud.

De acuerdo con Mayo Clinic, entidad sin ánimo de lucro dedicada a la práctica clínica, la educación y la investigación, proteger esta zona mitiga los signos de envejecimiento y previene problemas cutáneos.

Por su parte, La Vanguardia consigna que en cualquier momento es indispensable buscar beneficios a través de prácticas que contribuyan al rostro. Para ello, se recomienda la hidratación por medio de la aplicación de cremas.

Tanto en el día como en la noche, la crema puede ser la pareja perfecta para limpiar el cutis. De hecho, la naturópata, coach y cosmetóloga, Norma Lloret, habló con el citado medio y dijo que cualquier sujeto debería limpiar su rostro por lo menos dos veces al día y luego aplicarse el producto de su preferencia.

“De día, porque eliminamos las posibles toxinas de desecho que a través de los poros mitigamos durante la noche. Y, por la noche, aunque no lleve maquillaje”, explica.

Incluso, hay expertos que señalan que en el horario nocturno, al ser las últimas horas y estar activos durante todo el día, lo más certero es realizar una doble limpieza.

Se debería considerar como una tarea automática del día a día. Foto: Getty Images | Foto: Getty Images

Por otro lado, Mejor con salud, precisa que la salud debería estar ligada a la estética para cuidar el rostro. En ese sentido, lo que prevalece es tener un aspecto natural y puro, que denote confianza y seguridad en sí mismo.

Entre las prácticas más efectivas para beneficiar a esta importante parte del organismo, se encuentran:

1 Tomar agua: día tras día el rostro suele acumular polvo y otros materiales particulados del ambiente. Es así como limpiarlo se convierte en una tarea automática, pero también la hidratación de todo el cuerpo juega un factor clave. Según el portal de Cuídate Plus, entre el 10 y el 20 % de la epidermis es agua, por lo que necesita del líquido natural para mantenerse en forma.

2. Limpiarla antes de dormir: es común que luego de tener un largo día en el que los compromisos domésticos, laborales o académicos, no pararon, lo único que hay en mente es acostarse a dormir. Sin embargo, la piel necesita respirar, es por esto que se recomienda lavar la cara con agua y jabón para regenerar las células y abrir los poros. De no ser así, aunque no lo parezca, el órgano dinámico se puede inflamar y sufrir infecciones, según la citada revista sobre buenos hábitos y cuidados para la salud.

3. Protegerla del sol: a muchas personas les encanta tomar el sol, pero esta práctica debe realizarse con consciencia. De este modo, la Clínica de Mayo aconseja protegerse de los rayos de la gran estrella para evitar la aparición de manchas en el rostro o, en el peor de los casos, el riesgo de padecer cáncer de piel. Lo mejor es utilizar bloqueador solar, buscar lugares con sombras y ponerse ropa de protección.

4. Alimentación: uno de los hábitos de vida que más se mencionan en diferentes blogs de nutrición es el de mantener una dieta o alimentación balanceada en la que las frutas y verduras predominan. Este tipo de productos naturales se destacan porque tienen un porcentaje elevado de fibra, minerales, vitaminas y antioxidantes.

Entre las frutas y verduras más representativas para el cuidado de la piel y, en especial, el rostro, se encuentran: piñas, mangos, plátanos, mandarinas, limones, naranjas, higos, albaricoques, melocotones, pepinos, calabacines, berenjenas, zanahorias y tomates, según Cuidate Plus.

5. Descansar: varios estudios han comprobado que el aspecto del rostro tiende a deteriorarse por el estrés y la falta de sueño. Así las cosas, si una persona descansa adecuadamente -entre siete u ocho horas por día- se regeneran las células y, a su vez, hay una eliminación de toxinas. Respecto al último proceso, este se da porque algunos sistemas están reposando y se encargan de concentrarse en otras tareas.