“La piel es el órgano más grande del cuerpo”, así lo explica la Biblioteca Nacional de Medicina de los Estados Unidos, Medline Plus, que señala que hace parte del sistema tegumentario. Su mayor función es protegerlo de factores que lo acechen, es decir, de agentes extraños como las bacterias y los rayos del sol, por ejemplo.

Asimismo, la piel es donde se manifiestan los salpullidos, los eccemas, y otros síntomas que alertan de una afección que está aquejando al organismo. No obstante, la dermatitis o la psoriasis son dos de las enfermedades que más se relacionan con ella directamente.

La psoriasis

De acuerdo con la Clínica Mayo, esta es una enfermedad que se produce sobre la piel, causando eccema (descamación) y manchas que provocan comezón. Adicional a ello, no solo puede aparecer en el rostro, sino en otras partes del cuerpo, como las rodillas, los codos o el cuero cabelludo.

La entidad explica que esta enfermedad se categoriza como crónica y, aunque para ella puede haber tratamientos, no tiene cura; no solo se desarrolla en la parte externa del organismo, sino en la interna. Cabe recalcar que se conocen varios tipos de psoriasis como: en las uñas, en placas, la pustulosa, la inversa eritrodermia, entre otras.

La piel reseca es uno de los signos más comunes de este tipo de afecciones, que según la entidad de ciencia y salud, cuando la piel tiene un aspecto áspero, esta se percibe agrietada, escamosa, provocando un constante comezón.

Piel irritable | Foto: Getty Images

Esta condición que aqueja la piel recibe el nombre de xerodermia, que puede ser causada por varios factores, entre ellos, por el uso de productos abrasivos, el clima frío, o tal vez, la excesiva exposición al sol, señala la Clínica.

Aunque puede ser una afección que no cause serias complicaciones, es indispensable tratarla porque con el tiempo sí puede perjudicar la piel, desarrollando una dermatitis atópica.

Entre tanto, el uso de cualquier producto cosmético debe ser consultado previamente con un dermatólogo, como los desmaquilladores, las cremas naturales, el agua micelar, porque debido a sus compuestos pueden -en algunos casos- provocar reacciones alérgicas.

El agua micelar y sus beneficios

Tal y como lo señala Mejor con Salud, el agua micelar es un limpiador que retira la suciedad de la piel brindando una textura suave a la misma.

Agua micelar | Foto: Getty Images

Sus compuestos son tensioactivos -explica- que generan micelas que se definen como el conjunto de moléculas repulsivas a la humedad. Entre sus propiedades se destaca como astringente, emoliente e hidratante debido a su función conjunta con el agua.

Aunque su labor más relevante es como limpiador, su uso como tonificador es elogiado. El artículo publicado por el Journal of the American Academy of Dermatology (JAAD) “Compatibilidad piel sensible del agua micelar”, determina que este producto es apto para quienes tienen una piel sensible, ya que tienen un efecto bajo de irritación e inflamación en la piel y alto en hidratación.

Sin embargo, no se debe descartar leer antes de su uso sus componentes y previamente identificar que ninguno de ellos sea causante de una alergia. Asimismo, verificar para qué tipo de piel sirve.

El sitio web de salud aconseja usarla al menos dos veces para retirar tanto las impurezas de la noche como las del día, teniendo la capacidad de reemplazar otros productos como los tónicos o los hidratantes, siendo reconocida en la actualidad el agua micelar como un líquido que brinda múltiples beneficios desde la limpieza de impurezas y grasa, hasta la hidratación del cutis.

Aunque en el mercado existe un sinnúmero de clases de agua micelar, quien desee puede hacerla en casa.