La ropa es uno de los elementos con mayor uso diario, cubre el cuerpo de las personas y les da una personalidad propia. Sin embargo, algunas prendas de vestir pueden verse seriamente implicadas con la salud ya que afectan la circulación y pueden ser poco beneficiosas para la celulitis.

Pese a que la Organización de las Naciones Unidas (ONU) tiene dentro de su plan de desarrollo sostenible la mejora del efecto dañino provocado por la manufactura, se considera que hay un costo elevado para mantenerse a la moda. No obstante, ese no es el único problema que genera la industria textil, también puede verse relacionada con la salud.

De acuerdo con la Fundación Española del Corazón, “el empleo frecuente de ropa demasiado ajustada puede favorecer la aparición de problemas cardiacos, ya que ese tipo de prendas perjudica la circulación sanguínea venosa y facilita la aparición de trombos e infartos pulmonares”. Es importante utilizar prendas que vayan más allá de la tendencia, en comparación, deben garantizar confort y libertad, aseguran varios expertos.

Por su parte, el portal web Hola.com señala que la ropa ceñida provoca retención de líquidos en el organismo y de toxinas favoreciendo la aparición de celulitis y de depósitos de grasa en algunas zonas del cuerpo.

Para la cardióloga del Hospital La Paz de Madrid, la Dra. Mar Moreno, la ropa ajustada es aquella que no permite generar movimientos, pliegues y acciones determinadas, estas dejan marcas en la piel y producen adormecimiento. “Sentir hormigueo en algunas zonas, especialmente en manos y pies, es una señal que indica que debemos vestir prendas más holgadas”, advierte la especialista.

Mujer asiática joven que utiliza ropa holgada. | Foto: Getty Images

Otro de los factores que vinculan a las prendas de vestir con efectos negativos en la salud, tienen que ver con el cuidado intimo femenino. Para los expertos, hay varios tipos de ropa que no permite que haya traspiración en la zona V; donde se pueden generar complicaciones médicas por irritación, comezón y malos olores.

En ese sentido, es necesario evitar utilizar algunas prendas de vestir que pueden verse seriamente implicadas en afectaciones para la salud de las personas, como:

Pantalones, shorts y jeans demasiado apretados

La variedad de pantalones que existen hacen que una persona elija su color, diseño y tamaño. La moda ha impuesto el pantalón pitillo, algo que para Hola.com no es recomendable. En ocasiones, los jeans suelen estar fabricados con telas muy gruesas que generan incomodidad al caminar, además concentran calor en la parte inferior del cuerpo disminuyendo la traspiración genital. Para las mujeres, la Asociación Española para el Estudio de la Menopausia recomienda vestir con pantalones anchos, faldas o vestidos.

jeans

Panties, boxers, bodies o fajas

Los estándares de belleza pueden influir para que una persona tome la decisión de fajarse. No obstante, apretar el estomago de forma constante solo genera complicaciones de salud. El citado portal da a conocer que el uso de panties, boxers, bodies o fajas de una talla inferior a la que usualmente utiliza una persona no permite que la parte inferior del cuerpo se oxigene.

Por otro lado, fisioterapeutas consideran que las fajas no son el aliado perfecto para que el cuerpo realice movimientos básicos como sentarse, estirar las manos e incluso caminar.

Ropa interior de seda y trajes de baño

La ropa interior se ha convertido en una prenda clave para el cuidado del cuerpo, pues utilizar este tipo de ropa no solo cubre las partes intimas, sino que también las protege de bacterias o contaminantes del ambiente. Sin embargo, es importante saber elegir el material de la tela de confección, pues este puede influir en la salud.

Hola.com consigna que la ropa interior de seda, licra y nylon tienen fibras sintéticas que no son muy absorbentes y evitan el paso del aire, por lo que transpiran peor. En contraparte, se recomienda utilizar prendas de algodón porque es hipoalergénico y previene alergias, irritaciones y picores.

El uso de ropa interior en algodón permite la circulación del aire en la vagina. Foto: Pantherstock