En el transcurso de un día agitado, el desayuno se erige como una pieza clave para comenzar con energía y vitalidad. Sin embargo, muchos ignoran su importancia y caen en la tentación de optar por opciones poco saludables. Desde excesos de azúcar hasta alimentos procesados, las personas descuidan la comida matutina que, paradójicamente, debería ser la más cuidada, según los expertos en nutrición.
El desayuno, considerado una de las comidas más trascendentales del día, debe proporcionar al menos el 25% de las calorías totales necesarias, es decir, entre 300 y 400 calorías. No obstante, no todo vale en esta primera ingesta del día. Dependiendo de lo que se elija para comer, es posible introducir un exceso de azúcares que provoca rápidos picos de glucosa. Y como bien se sabe, lo que sube, inevitablemente, también baja, resultando en una sensación de falta de energía a media mañana.
El pan de molde, por ejemplo, se revela como una opción cuestionable desde el punto de vista nutricional. Aunque su contenido calórico (287 kcal/100 g) es similar al del pan común (272 kcal/100 g), contiene más grasas de calidad inferior, como las grasas hidrogenadas presentes en la bollería y los alimentos precocinados.
Los cereales tipo muesli o granola, frecuentemente considerados una alternativa saludable, también tienen sus puntos débiles. Según un análisis realizado por la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU), solo uno de cada tres cereales tipo granola contienen un exceso de azúcares y grasas saturadas, además de aditivos y aromas.
Los zumos industriales, conocidos por su facilidad para atravesar la barrera intestinal, resultan ser una concentración de azúcar en estado líquido. Incluso los zumos caseros, especialmente cuando se cuelan, no son la opción más saludable, ya que pueden contener una cantidad considerable de fructosa al combinar varias piezas de fruta en una sola toma. Además, al filtrarlos, se pierde la fibra que ralentiza la absorción de azúcares en el torrente sanguíneo, lo cual es esencial. En lugar de ello, es preferible consumir la fruta entera.
Las bebidas vegetales de avena y arroz, que a menudo se consideran alternativas a la leche de vaca, también presentan desafíos nutricionales. Estas bebidas, en particular la de avena, contienen altos niveles de azúcares de forma natural, generados durante su proceso de elaboración.
La leche entera, aunque es una fuente importante de calcio, también contiene grasas saturadas que no son necesarias a menos que se busque aumentar de peso o se tenga un colesterol muy bajo. En tales casos, es recomendable optar por la leche desnatada.
En cuanto a las grasas, tanto la mantequilla como la margarina presentan desventajas. La mantequilla, con un 80% de contenido graso (65% saturada y el resto monoinsaturada), es altamente calórica. A menos que se planee realizar una actividad física intensa después del desayuno o se vaya a pasar un largo período sin comer, no es necesaria. Por su parte, la margarina, a pesar de ser de origen vegetal, también contiene grasas hidrogenadas. Aunque los procesos de fabricación han mejorado para reducir su contenido de este tipo de grasas, todavía están presentes.
Por último, la bollería industrial, con su riqueza en grasas provenientes de la mantequilla, la margarina y los aceites vegetales, como el aceite de palma, plantea serios problemas para la salud. El uso del aceite de palma en productos ultraprocesados se debe a su consistencia sólida a temperatura ambiente, lo cual brinda una textura agradable y un aspecto atractivo. Sin embargo, su refinamiento a altas temperaturas (hasta 230°C) para su utilización genera contaminantes químicos, llamados ésteres, que pueden tener efectos tóxicos en la salud.
En resumen, los desayunos desequilibrados y cargados de alimentos perjudiciales para la salud se han convertido en una trampa común en la sociedad actual. Conscientes de la importancia de esta comida, es fundamental prestar atención a las elecciones que hacemos cada mañana para asegurar un comienzo saludable y energético en nuestras rutinas diarias.