La cerveza, el vino, el aguardiente o el wiskhy, todos contienen alcohol. Si una persona consume cualquiera de ellos, está ingiriendo esta sustancia, que en exceso puede resultar muy perjudicial para la salud.
El consumo prolongado de alcohol aumenta las probabilidades de presentar sangrado de estómago o esófago, inflamación y daños en el páncreas, daño del hígado, desnutrición y cáncer de esófago, hígado, colon, cabeza y cuello, mamas y otras áreas.
De igual forma, beber alcohol en exceso hace más difícil el control de la presión arterial si la persona la tiene alta y puede generar problemas cardíacos. Como si esto fuera poco, puede afectar la capacidad de razonamiento y juicio cada vez que se consume, indica la biblioteca médica Medlineplus. La ingesta de alcohol puede afectar las neuronas. Esto podría provocar un daño permanente a la memoria y la forma en que un individuo se comporta.
Esto puede suceder cuando se trata de bebidas alcohólicas legítimas, pero las cosas pueden empeorar si la ingesta es de alcohol adulterado, lo cual podría tener consecuencias fatales, advierten expertos.
Información del portal Salud Digital, de la Fundación Carlos Slim, indica que algunas de las consecuencias de beber alcohol adulterado son inflamación de la retina (que puede llegar a ocasionar ceguera), lesión renal (que puede requerir diálisis) e, incluso, la muerte.
Por su parte, una publicación de la Universidad de Antioquia asegura que este tipo de alcohol también puede generar alteraciones neurológicas muy severas, convulsiones y hasta daño en el hígado, lo cual se puede presentar incluso si se consume en cantidades muy pequeñas.
Por eso es muy importante identificar los síntomas que pueden indicar el consumo de este tipo de productos. Por ejemplo, dolor de cabeza intenso, sensación de guayabo, pérdida de la visión, sed excesiva y dolor de cabeza intenso. Cuando esto sucede, lo primero que se debe pensar es en recurrir al hospital para que los especialistas efectúen una desintoxicación.
Los efectos del metanol
El adulterante más común es el alcohol metílico, o metanol, en lugar del alcohol etílico o etanol, que es el que normalmente contienen estas bebidas. Se trata de un componente muy fuerte y agresivo para el organismo, pero dentro de las primeras cinco o seis horas tras su consumo se puede realizar un lavado gástrico y esto evitaría consecuencias mayores.
Expertos aseguran que en el momento de tomar lo que parece ser un whisky, tequila, brandy, aguardiente o cualquier bebida de sabor intenso, por el sabor no es fácil distinguir un alcohol legítimo de uno adulterado, especialmente si se mezcla con algunos diluyentes.
El licor es de las drogas más consumidas a nivel mundial, de las que más riesgos implica para la salud y la que más mortalidad produce por accidentes. De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (OMS), cada año se producen 3,3 millones de muertes en el mundo debido al consumo nocivo de alcohol, lo que representa 5,9 % de todas las defunciones.
Recomendaciones
Algunas de las recomendaciones de los especialistas para evitar consumir bebidas alcohólicas adulteradas son las siguientes:
1. Comprar este tipo de productos solo en lugares formalmente establecidos. Evitar los mercados y puestos de venta ambulantes.
2. Dudar de las bebidas que sean muy baratas o tengan un precio muy por debajo a los oficiales.
3. Revisar que la botella que se va a consumir no contenga sedimentos o algún tipo de materia extraña a la naturaleza del producto.
4. Fijarse muy bien en las etiquetas del producto, que estas se encuentren en buen estado, que los hologramas estén bien pegados y, de ser posible, destruir la botella tras el consumo de la bebida para evitar su reutilización.
5. Evitar acudir a centros de diversión donde se instalan las denominadas “barras libres”. Pues en estos lugares las personas no saben con exactitud qué es lo que están consumiendo.