Para comprender la relación entre el humor y las enfermedades, primero se hará un viaje a la antigua Grecia para conocer la teoría de los humores desarrollada por Hipócrates, el padre de la medicina. La teoría humoral establece que el cuerpo humano está compuesto por cuatro fluidos: sangre, flema, bilis amarilla y bilis negra, los cuales definen el temperamento de cada persona.
Según esta teoría, el ser humano nace con un equilibrio natural hacia el temperamento sanguíneo (alegre y social), sin embargo, cualquier desequilibrio entre estos cuatro fluidos o humores deriva en algún tipo de enfermedad.
Actualmente, desde la neurociencia y la psicología de la salud, se ha encontrado que el humor tiene una influencia importante a la hora de proteger y promover la sensación de bienestar. La risa, por ejemplo, vincula múltiples músculos y permite un estado de relajación, así como incrementar la frecuencia cardíaca y disminuir sensaciones de dolor.
A raíz de las sensaciones producidas por estados de mal humor, diversos estudios lo han relacionado con el desarrollo de enfermedades como la gastritis, dermatitis, dolencias musculares o afecciones cardíacas.
SEMANA habló con Andrea Liliana Ortiz González, subdirectora del Campo de Psicología de la Salud de COLPSIC, para conocer con mayor detalle qué relación existe entre el humor y el estado de salud en el ser humano.
Según explicó Ortiz, trastornos como la gastritis y el colon irritable están altamente relacionados con la sensación de estrés, preocupación y ansiedad. “Desde las teorías de la personalidad y la salud, se ha observado que personas con mayores grados de extroversión, optimismo y apertura cognitiva presentan una disminución en procesos relacionados con enfermedades gástricas y cardiovasculares. Por otro lado, las personas con mayor grado de neuroticismo, introversión e irascibilidad están mayormente relacionadas con trastornos como la gastritis, síndrome de colon irritable o afecciones cardíacas”, detalló la experta consultada por SEMANA.
Así mismo, detalla que los dolores crónicos también están relacionados con niveles de tensión y preocupación, los cuales desencadenan las famosas dolencias musculares ocasionadas por sensaciones de estrés.
“La fibromialgia está muy relacionada con factores psicológicos y emocionales. El humor facilita estados de relajación y que el sistema nervioso autónomo incremente su funcionamiento, por lo que activa sensaciones adecuadas para afrontar escenarios de cambio o intenso dolor, siendo determinantes y precipitantes de una recuperación más óptima”, agregó Liliana Ortiz.
El humor como terapia
Si un mal humor desencadena enfermedades y dolencias, un buen humor está relacionado con procesos de recuperación física. Según explicó la especialista consultada por SEMANA, dentro del humor están vinculados factores que aportan beneficios al sistema inmunológico. Una característica, por ejemplo, es la liberación de endorfinas, las cuales se relacionan con sensación de placer y disminución del dolor.
“Se ha visto que personas con un estado de ánimo orientado a la risa, felicidad y optimismo han logrado mejoras más cercanas en procesos de enfermedades como el cáncer. La Asociación Americana de Humor Terapéutico ha encontrado que el humor facilita factores protectores que previenen el riesgo de adquirir enfermedades”, apuntó Ortiz.
Finalmente, según indicó Ortiz, factores como la risa y el optimismo han mostrado beneficios en diversas áreas de la salud. Según los estudios citados por la especialista, estos hacen referencia a: oncología, alergias y dermatología, inmunología, neumología, cardiología, endocrinología y metabolismo, medicina interna y reumatología, rehabilitación, odontología, enfermería y cuidado del paciente, curas paliativas y atención a enfermos terminales.
Así mismo, se han evidenciado efectos en la disminución de percepción de dolor, incremento en la interacción neuroquímica protectora (como la oxitocina y endorfinas y la disminución de cortisol en situaciones de estrés o tensión). “Otro aporte es la sensación de relajación, que incluye una forma más flexible de percibirse, percibir a otros o percibir su entorno. La risa, al ser una respuesta fisiológica, activa el sistema nervioso autónomo, grupos musculares y múltiples sensaciones placenteras que disminuyen la percepción de malestar de la enfermedad física”, concluye Ortiz.