“Los niños se atraen por el agua y no entienden que pueden estar en peligro”, asegura Hortensia Espitaleta, presidenta de ASALVO, una alianza de fundaciones cuyo fin es concienciar y educar para disminuir las cifras de niños ahogados. Espitaleta puede contar lo que significa este drama en primera persona, pues su hija Mariana murió en una piscina durante su primer día en el jardín. “Nos pasó por ignorancia y falta de supervisión”, asegura. Habló con Semana.com sobre las precauciones que se deben tener en cuenta para cuidar a los niños de accidentes cuando están cerca de cuerpos de agua.Según datos de Medicina Legal, 84 niños y niñas menores de 14 años han muerto en el país por ahogamiento hasta julio de este año. De esos, 43 fueron menores de 4 años, por lo que son los más vulnerables. “Sus pulmones son más pequeños y se llenan rápidamente de agua, incluso hasta con 3 cm de agua”, dice Espitaleta. Estos accidentes pueden ocurrir en cualquier cuerpo de agua, no sólo piscinas, sino también jacuzzis, bañeras y tinas. Actualmente, Colombia cuenta con la Ley 1209 de 2008, por la cual se regula el funcionamiento de las piscinas y se establece una serie de normas de seguridad que estas deben cumplir. “La ley de las piscinas” fue promovida por Pilar Molina, quien perdió a su hijo Santiago en una piscina del conjunto residencial. “La ley se hizo con la idea de que cubriera las piscinas públicas y privadas”, explica Molina, quien es vicepresidenta de ASALVO. Hoy en día, la norma ha sufrido varias modificaciones y las piscinas privadas no están obligadas a cumplir con el cerramiento que establece la ley.Recomendamos: Solo bastan tres centímetros de agua para que un niño se ahogueAun así, la ley ha tenido buen alcance y la reducción de muertes de niños por ahogamiento ha sido significativa. “Del 2005 hasta hoy calculamos que es del 65 %. Este año creemos que fue del 20 % con respecto al 2015”, asegura Espitaleta. Para llegar a cero accidentes de este tipo, siga estos pasos para prevenir ahogamientos por inmersión o sumisión. Paso 1. Llevar a los niños a lugares seguros: Una piscina segura, explica Molina, es la que cuenta con: salvavidas certificado; botón de parada de emergencia de la bomba de circulación del agua; cerramiento para evitar que los niños jueguen a su alrededor; tapas en los drenajes; alarma de inmersión cuando no hay un guardián del agua; aro de salvamento y un teléfono de emergencia disponible las 24 horas. Un sitio que ofrezca las medidas de seguridad exigidas es un lugar que está cuidando la vida de los usuarios y si se llegase a presentar una emergencia, habrá manera de responder a esa dificultad.Paso 2. Supervisión visual permanente: “En todos los casos, los niños mueren por falta de supervisión. Por eso, la vigilancia permanente es la única salvación”, asegura Espitaleta. Una estrategia para que los niños permanezcan vigilados es nombrar un ‘guardián del agua’. Se trata de un adulto responsable de vigilar a los niños, que no se distraiga con el celular ni otras actividades. Es recomendable ese guardián sea una persona capaz de dar Reanimación Cardiopulmonar (RCP) y sepa nadar.En el agua, no hay que confiarse de los flotadores porque no son dispositivos de seguridad e incluso a veces pueden provocar ahogamientos. Por otro lado, si el niño está aprendiendo a nadar, no lo suelte en ningún momento y enséñele que debe mantenerse lejos de los drenajes. Promueva un comportamiento seguro en estas zonas.Le puede interesar: Recomendaciones para ser un viajero saludablePaso 3: Educar y concienciar: Es necesario que las personas tengan claro que el ahogamiento es un evento rápido y silencioso. “Los niños más pequeños no producen ruido al caer, se van de una vez al fondo y uno no se da cuenta. Bastan tres minutos de inmersión para que tengan paro pulmonar y cinco minutos para un paro cerebral”, dice Espitaleta.Es necesario inculcar en los niños la necesidad de usar siempre gorro de baño, para evitar que su cabello se enrede en algún drenaje. Que no naden con collares, vestidos holgados o cualquier elemento que pueda facilitar un enredamiento que les limite el movimiento. Se les debe recalcar que no deben jugar ni correr alrededor de las piscinas.Finalmente, los papás deben exigir que la piscina a la que llevan a su hijo cuente con las medidas de seguridad necesarias y que no pierdan de vista a los pequeños en ningún momento. “Si soy consciente del riesgo de un cuerpo de agua, exijo las medidas de seguridad y soy una persona más alerta y pendiente de vigilar los niños”, concluye Molina.