La cúrcuma, una planta con flores de la familia del jengibre, se ha hecho reconocida por sus propiedades medicinales.
Lo anterior debido a que contiene curcumina, un pigmento. Se trata de un polifenol, una sustancia que se encuentra en muchas plantas y le da su color a algunas flores, frutas y vegetales, con el que no solo se obtiene esos beneficios, sino que contribuye a aumentar la cantidad de antioxidantes que produce el organismo.
Así mismo, ayuda a la reducción de los marcadores de la inflamación. En este caso, bloquea uno de los factores metabólicos que causan inflamaciones y genera efectos positivos en el tratamiento de enfermedades como la osteoartritis, que es una patología asociada a la inflamación, que degrada el cartílago de las articulaciones debido principalmente al envejecimiento o el sobrepeso.
Incluso, estudios han permitido determinar que también tiene efectos beneficiosos en personas sin ninguna dolencia diagnosticada, a manera de prevención, teniendo en cuenta que las inflamaciones pueden llevar al desarrollo de enfermedades como Alzheimer, Parkinson, esclerosis múltiple, epilepsia o cáncer.
Igualmente, contribuye a reducir los niveles de colesterol LDL, la glucosa en sangre y la presión arterial. En relación con esto, la curcumina mejoraría la sensibilidad a la insulina, reduce la generación de tejido adiposo o grasa y disminuye la presión arterial elevada.
Otras evidencias han demostrado que en personas mayores a los sesenta años mejora el estado de ánimo, atención y resultados en la realización de actividades de memoria en comparación con el placebo.
Esta sustancia, además, tiene efectos positivos en personas sin ninguna enfermedad diagnosticada, permitiendo por ejemplo el aumento del rendimiento físico, la concentración y la disminución del estrés. Contribuye además:
- Mantener la salud del hígado y los pulmones.
- Evitar la acumulación de grasas y facilitar su eliminación.
- Mantener la eficacia del sistema inmune y la resistencia contra alergias.
Relación entre la cúrcuma y los riñones
De acuerdo con un estudio citado por el Instituto de Nutrición y Tecnología de Alimentos, donde señaló la relación que podría existir entre la cúrcuma y el efecto que podría tener en los riñones, detectaron “una reducción del colesterol sanguíneo (debido a la fracción LDL), de los triglicéridos y de los fosfolípidos”, así como niveles bajos “en el colesterol en el hígado y en el riñón, con un marcado incremento de la actividad de la enzima colesterol-7α-hidroxilasa del hígado, lo que indica una mayor velocidad en el catabolismo del colesterol bajo los efectos de la curcumina”.
Igualmente, la fuente citada agregó un estudio de 1998, por Cohly et al. donde dejaron ver los “efectos antioxidantes de la cúrcuma y la curcumina en células renales”. Allí, detectaron que la vitamina E tenía beneficios “en la protección frente al estrés oxidativo en este tipo de células”.
“Otros autores han comprobado que la suplementación oral con cúrcuma reduce la peroxidación lipídica e incrementa los ácidos grasos esenciales anormalmente reducidos por una alimentación deficitaria en retinol, en microsomas aislados de hígado, riñón, bazo y cerebro, lo que podría indicar una protección por parte de esta sustancia en las alteraciones que pueden sufrir las membranas de estos órganos por distintos procesos patológicos y fisiológicos como el envejecimiento”, añadió.