La naturaleza del ser humano motiva a que al arrancar un nuevo ciclo se tome nota de los planes y metas que se propone cumplir en determinado tiempo. Pasa cada día, al cumplir años, al iniciar un proyecto. Los cursos de inglés, las dietas y los gimnasios suelen encabezar la lista. Pero pocas veces se completa el objetivo.

El mal hábito de retrasar las actividades se llama procrastinación. Todos en algún momento de la vida han cedido la postergación de las tareas. Pero en los últimos años ha aumentado la cantidad de personas que manifiestan caer en dicho error. Se ha evidenciado con la figura de los trabajadores freelance, como se le llama a la modalidad de trabajo independiente que ofrece un profesional a empresas, negocios o proyectos. El teletrabajo también dejó al descubierto la problemática que tiene a más de uno al borde de un colapso, pues genera altos niveles de frustración, baja autoestima e inseguridad.

Procrastinación | Foto: Semana Video

De hecho, hay quienes se preguntan si dejar todo para lo último y después sufrir por las consecuencias o peor aún que no les importe las mismas, es una enfermedad que requiera ayuda de especialistas. Maria Elvira Reyes, médica psiquiátrica infantil, forense, cofundadora de Educerebrix y experta en el tema, dice que no es una enfermedad directamente pero sí puede ser un síntoma de patologías como depresión, ansiedad, déficit de atención con hiperactividad, entre otras.

Yo procrastino, tu procrastinas, todos procrastinamos, suena enredado de decir, pero es más común de lo que se cree. La siquiatra aclara que en la mayoría de los casos suele ser el reflejo de lo aprendido en las familias colombianas que tienden a llegar a la fiesta cuando la fiesta está “prendida”, o cuando sirven la comida. Pocas veces llegan puntuales a una cita porque prefieren actuar bajo presión, pareciera que estuviera impregnado en el ADN de los latinos. Cosa que no pasa en otros países en los que desde niños enseñan a planear.

El punto para identificar que la procrastinación se está convirtiendo en un problema es cuando se ponen fechas limites y no se cumplen, eso demuestra que no tiene interés o motivación alguna y además que no le importa ya lo que pase, dejándose llevar por sus emociones. Por ejemplo, no le importa perder materias, que lo despidan de su trabajo o que terminen sus relaciones afectivas.

Hay diferentes tipos de procrastinadores es importante identificar a cuál pertenece para saber qué áreas de su vida fortalecer y así superarlo

Perfeccionistas:

El ser obsesivos por hacer las cosas bien los obliga a revisar una y otra vez sin avanzar. Y al temer al fracaso terminan postergando las tareas y haciendo que los vean como perezosos sin serlo. Lo que luego genera conflictos internos muy delicados.

Abrumado:

Se le dificulta iniciar una tarea porque no sabe planear las actividades. Pocas veces tiene el objetivo claro, así que no sabe por dónde empezar.

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Impostor:

Tiene la sensación de no estar a la altura. Por lo que prefiere no arriesgarse, pero siempre llega al punto en el que le toca enfrentarse y es ahí donde empieza a sufrir, porque nunca se preparó si no que enfrentó la situación como le tocó.

Desmotivado:

No le gusta lo que hace por eso no hace mayor esfuerzo. Lo que logra es por obligación.

Uno de los puntos más importantes para dejar de procrastinar es la claridad de pensamiento, para lo cual es útil contar con herramientas que permitan la concentración y optimizar el trabajo de alto impacto

Cuatro consejos para dejar de procrastinar, según el portal especializado en temas de salud y bienestar Asana:

Conectar el trabajo con los objetivos. Una de las mejores estrategias para dejar de procrastinar es entender con claridad cómo el trabajo contribuye a la vida personal y viceversa. Cuando se tiene este nivel de claridad, el trabajo cobra sentido. En vez de trabajar por trabajar, se empieza a trabajar con mayor convicción y sentido.

Establecer prioridades. Es inevitable cambiar las fechas de entrega. Sin embargo, saber qué tareas son más importantes que otras les permite a las personas prepararse para establecer y gestionar mejor sus prioridades. Luego, si los plazos o los cronogramas cambian, se podrán hacer los ajuste necesarios para cumplir las entregas y lograr que los trabajos produzcan resultados realmente significativos.

Dividir las iniciativas grandes en tareas más pequeñas. Cuando hay trabajos grandes se tiende a procrastinar. Por ello, un punto clave es dividir las tareas en partes más pequeñas que se puedan agendar.

Se recomienda que estas subdivisiones se puedan realizar en periodos cortos de tiempo, de 10 a 30 minutos.

Además, resulta útil dividir las piezas grandes, ya que ayuda a descubrir que no se es responsable de todos los aspectos de una iniciativa amplia.

Probar estrategias para gestionar el tiempo. Es probable que una vez que las personas conozcan con claridad lo que hay que hacer, se sientan más motivadas. Aunque igual puede haber días en los que se necesite apoyo extra para ocuparse de ciertas tareas. Si ese es el caso, lo más recomendable es incorporar alguna estrategia para gestión del tiempo, para dejar de hacer varias tareas a la vez y poder fluir entre varias ocupaciones. Estas son algunas técnicas que recomienda Asana.

  • Técnica pomodoro: esta técnica propone alternar sesiones de trabajo y de descanso. Una ‘pomodoro’ es una sesión de trabajo que dura aproximadamente 25 minutos, a las que les siguen descansos de 5 minutos. Luego de 4 sesiones ‘pomodoro’, se toma un descanso más prolongado. Al trabajar en secuencias breves, es más probable que las personas logren mayor productividad.
  • El time blocking: es una estrategia de gestión del tiempo que permite planificar cada momento del día. Con esta técnica se puede dividir la semana laboral en pequeños bloques de tiempo para poder organizar las actividades diarias cotidianas.
  • El timeboxing: es una estrategia de gestión del tiempo orientada a los objetivos. Un timebox o bloque de tiempo representa un objetivo para finalizar una tarea en particular dentro de un marco temporal específico y delimitado por cada persona.