La demencia es una pérdida de la función cerebral que ocurre como consecuencia de ciertas enfermedades y que afecta a la memoria, el pensamiento, el lenguaje, el juicio y el comportamiento, según precisa la Biblioteca Nacional de Medicina de Estados Unidos.

Este padecimiento normalmente se presenta a una edad avanzada y por ello es poco frecuente que verla en personas menores de 60 años. “El riesgo de padecerla aumenta a medida que una persona envejece”, precisa la mencionada institución.

Según cálculos de la Organización Mundial de la Salud (OMS), la demencia afecta a nivel mundial a unos cincuenta millones de personas, de los cuales alrededor del 60 % viven en países de ingresos bajos y medios.

Muchos de los tipos de demencia son irreversibles, pues se trata de un tema degenerativo. El mal de Alzheimer es el tipo más común de demencia, también está la demencia vascular, que es causada por un flujo sanguíneo deficiente hacia el cerebro, como con un accidente cerebrovascular.

Expertos aseguran que hay otras afecciones que también pueden causar demencia como es el caso de la enfermedad de Huntington, una lesión cerebral, esclerosis múltiple, infecciones como el VIH/Sida, la sífilis y la enfermedad de Lyme. mal de Parkinson, enfermedad de Pick y una parálisis supranuclear progresiva.

El instituto de investigaciones clínicas Mayo Clinic indica que la demencia es causada por el daño o la pérdida de las células nerviosas y sus conexiones en el cerebro. En función del área del cerebro dañada, la demencia puede tener un impacto diferente en las personas y provocar diferentes síntomas.

Los especialistas aseguran que existen algunos trastornos similares a la demencia que pueden revertirse con tratamiento como es el caso de las infecciones y trastornos inmunológicos. “Los síntomas similares a los de la demencia pueden ser el resultado de la fiebre u otros efectos secundarios del intento del cuerpo de combatir una infección. La esclerosis múltiple y otras afecciones causadas por el sistema inmunitario del cuerpo, que atacan las células nerviosas también pueden causar demencia”, precisa Mayo Clinic.

También se puede presentar demencia cuando hay deficiencias nutricionales. Por ejemplo, no consumir suficiente tiamina (vitamina B1), que es común en personas con alcoholismo crónico; y no incorporar suficientes vitaminas B6 y B12 en la alimentación puede causar síntomas similares a los de la demencia. Las deficiencias de cobre y vitamina E también pueden causar síntomas de demencia.

Este padecimiento también se puede presentar por efectos secundarios de los medicamentos, una reacción a un medicamento o una interacción de varios de ellos, hematomas, tumores cerebrales o hidrocefalia de presión normal.

Principales factores de riesgo

Existen factores de riesgo que pueden incidir en que se presente esta enfermedad y tres de los más importantes son la presión arterial alta, la obesidad y la inactividad física. La Asociación Estadounidense del Corazón asegura que una gran parte de los casos de demencia pueden prevenirse llevando un estilo de vida saludable, evitando el alcohol, controlando el peso y manteniendo en los niveles adecuados el colesterol y la glucosa en la sangre.

Un estudio en el que investigadores recopilan datos de la Encuesta Nacional de Examen de Salud y Nutrición de los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades de Estados Unidos, indica que el 42,4 % de los casos de demencia se atribuyeron a 12 factores de riesgo, y tres de estos factores que están relacionados con el corazón impulsaron los datos. La presión arterial alta, también conocida como hipertensión, contribuyó con el 6,7 %; la obesidad con el 7 % y la inactividad física aportó el 6,7 %.

Si bien la Asociación Estadounidense del Corazón indica que los resultados se consideran preliminares hasta que se publique un artículo completo en una revista revisada por pares, lo que sí es definitivo es que existe la necesidad de mejores estrategias para reducir los factores de riesgo relacionados con el corazón, lo que a su vez reduciría el riesgo de demencia en toda la población.

Además de estos factores de riesgo que se pueden cambiar, existen otros que no se pueden modificar como es el caso de la edad, antecedentes familiares y el síndrome de Down.